Para nadie es un secreto que Miami es una ciudad derechista, pues durante décadas la burguesÃa latinoamericana a puesto sus ojos en esta area para guardar e invertir sus beneficios obtenidos en las tierras del sur, pero también Miami, o mejor dicho; el condado Dade es un lugar donde una gran cantidad de trabajadores se gana el pan de cada dÃa y paga sus impuestos, sin apenas tener voz en los medios públicos de comunicación. Ellos no son dueños de medios de producción, ni de servicios. Tampoco tienen capitales ahorrados ni inversiones financieras, sin embargo deben soportar la pedanterÃa de una prensa que no solo sirve a los ricos y republicanos, sino que constantemente presenta una visión deformada de la realidad social, sin oportunidad de ser cuestionada por la sociedad civil.
Recibir sellos de alimentos, asistencia médica, o ayuda por desempleo es constantemente ridiculizado por “periodistas” que adulan a “los de arriba”, y la mala costumbre de identificar a los recien llegados de Cuba como a personas de categorÃa inferior por haberse criado en otro sistema polÃtico , enajena a parte de la población; lo cual es con toda intención, pues quedan marginados estos grupos del proceso electoral. Los términos de “mulas” o “castristas” son aplicados a todos los que quieran visitar familiares en Cuba, y la comunidad cubana esta dividida por generaciones e ideologÃas, mientras el modelo de “democracia representativa” descansa en un sistema enfermo repleto de fraudes, y poca participación ciudadana que permite el reparto de los cargos públicos entre grupos de poder vinculados a la extrema derecha.
Lo más increÃble es que en Miami no tienes que ser comunista para ser molestado por tus ideas. Basta que seas independiente, demócrata, o que te inclines polÃticamente hacia un centro humanista. Todo lo que no sea la más firme posición capitalista-republicana es condenado en Miami como “izquierdismo”.
NOTA: El canal de Televisión TeleMiami (privado) se destaca positivamente como medio comunitario sin exclusiones , en medio de una general intolerancia por la libre expresión del pensamiento.