Raúl Castro, dejó clausurada la Décima Sesión Ordinaria de la VII Legislatura del Parlamento cubano y dijo que la actualización del modelo económico marcha bien. El gobierno cubano sigue apostando por la planificación de gran parte de la economía, pero el estado fiscaliza su sistema y aplica el sistema de impuestos a personas naturales, al mismo tiempo que se establece un nuevo código de trabajo. Surge con plenas garantías la cooperativa no rural, y se garantizan más tierras en usufructo (67 hectáreas), además de permitirse la construcción privada de viviendas para agricultores en dichas tierras. Ya se registraron casi 400 000 cuentapropistas, y los impuestos fiscales serán cada vez más el ingreso del cual se financiara la seguridad social.
El parlamento cubano no muestra todavía el entusiasmo y el debate que solo se produce bajo una mayor diversidad ideológica, y todavía existe un ministerio que frena el desarrollo del mercado (Ministerio de Economía), pero evidentemente la fiscalización de todo el sistema, es el primer paso para un ministerio de la hacienda pública que deje libre del control estatal a los ciudadanos que sepan producir bienes y servicios ya sea de manera individual, cooperativa, o empresarial.
El modelo cubano es una caduca estructura diseñada para intercambios inter-estatales de tipo socialista, y el mundo actual no es socialista. Ahora que la economía cubana se internacionaliza, la interferencia estatal solo es estorbo, porque impide con su vieja burocracia la empresa privada. Si tenemos en cuenta que cada inversión de $5000 puede crear un empleo en países en desarrollo, llegamos a la conclusión que con multitud de pequeñas inversiones que generen los empleos que el pueblo necesita, el estado tiene no solo resuelto gran parte del problema social, sino que puede aspirar a recibir mediante impuestos fiscales mucho más dinero del que puede entregarle un súper-rico inversionista privado.
Los cubanos en la diáspora, no solo pueden formar en su Patria esas pequeñas empresas que crean 4 o 5 empleos, sino que tienen el deseo sentimental de establecerse en Cuba, y de invertir en su querida isla cualquier beneficio de sus empresas. Necesitamos una nueva burguesía( pero más nacionalista) para crear un nuevo tejido empresarial que haga a Cuba verdaderamente libre económicamente de banqueros y multinacionales. Con nacionalismo se encuentran fórmulas más efectivas que con grandes ambiciones. Un socialismo a lo cubano, no tiene porque copiar modelos lejanos y envejecidos, le bastan los impuestos fiscales y el control en las aduanas. Los aranceles que protejen empresas cubanas a mi me simpatizan más que la protección que ofrecen los burócratas con dinero prestado y controles excesivos. Y para prosperar no necesitamos desmantelar al estado, ni romper apresuradamente la constitución, basta con una buena reunión entre patriotas reconciliados y con el retorno A CUBA de sus hijos regados por el mundo.