Casi todo el mundo conoce la historia del lobo con piel de cordero, y quizás por ahí exista alguna del cordero con piel de lobo, aunque me imagino que sea una historia mas profunda, y no hecha para niños.
La gente usa mascaras cuando no se siente en ambientes seguros, o cuando pretende sacar ventaja de los demás. Es cosa muy fea esa sonrisa colgate que tantas burócratas o vendedores muestran en publico, pero comprendo que peor aún es cuando te muestran una mueca hostil, así que para vivir de forma civilizada, algo de hipocresía tenemos que aceptar como parte del contrato.
Lo que si detesto es la hipocresía en política. Esos políticos que con una sonrisa falsa nos prometen un futuro mejor, mientras en secreto ponen el dinero robado en cuentas discretas, son lo peor, pero bajando un poco la mirada, también entre los menos conocidos políticos, entre los que dicen que luchan por una Cuba libre desde un cómodo exilio, hasta los que viven de mercenarios en la ísla, repitiendo como cotorras los lemas y consignas que les enseñan desde afuera también usan mascaras. Vemos mascarillas mal hechas, pero usadas con toda mala intención en esos que hablan de los derechos humanos, y no condenan el bloqueo a Cuba, que es la peor violación de derechos humanos colectivos hoy en día que sufren los cubanos, y también en esos que con dinero del usaid pagan a ciertos pillos en México y República Dominicana para que se metan en los asuntos internos de los cubanos bajo la escusa de una solidaridad que nadie se cree.
Demasiada hipocresía como resultado de los millones de dólares que se destinan para construir esa gigantesca mascara detrás de la que se esconde una oposición totalmente artificial que se burla de la inteligencia humana, y que retrasa tanto los días luminosos de la reconciliación entre cubanos.
Nota: Este gorro no cubre la cara.