En las religiones hay un vicio muy extendido en forma de proselitismo que desconoce a menudo el respeto al otro y sus creencias. En occidente desde hace unos años se teme mucho al islam en parte por la propaganda polÃtica creada por las “guerras del petróleo”, pero sobre todo por esa idea integrista que sostienen tantos creyentes de esa religión, de que el planeta entero esta destinado a servir al islam. Eso asusta a cualquiera ¿no?.
El fundamentalismo religioso existe entre cristianos, judÃos y musulmanes (las tres grandes religiones monoteÃstas), y casi siempre es un arrebato machista adornado con preceptos religiosos donde el de otras creencias es retratado como infiel, pagano, hereje, o criatura sin Dios, etc. También donde la mujer queda muy mal parada, sometida al varón mediante varios trucos y manipulaciones.
No soy una fundamentalista en el feminismo, pero mirando hacia el pasado, donde las creencias eran prácticamente las ideologÃas que justificaban tantas guerras religiosas, noto que el protagonista de todas esas matanzas, el sujeto que derramaba rÃos de sangre en aquellos tiempos oscuros era siempre un soldado masculino, y no me extraña que ese machista abusador halla querido sobrevivir en el tiempo bajo nuevas mascaras.
Yo que creo profundamente en Dios, no me fio de esos charlatanes que dicen hablar en su nombre y que abundan cuando aumenta la pobreza. No es que crea que “la religión es el opio de los pueblos”, pero si creo que se usa para adormecer, enajenar y falsear realidades. Por ahà hay gente que dice que “conversa con Dios”, no me rio de ellos, pero irritan bastante cuando vienen a tu puerta a decirte que vives en el error, o que eres un alma extraviada. Ese proselitismo fastidioso siempre pretende lo mismo : monopolizar las creencias y expandir un totalitarismo teocrático que gracias a Dios casi nunca logra su propósito arrogante. En los Estados Unidos un hombre (ahora los defiendo) puede ser arrestado por hacer un respetuoso piropo, sin embargo pueden acosarte los fanáticos, tocar a la puerta de tu casa (sin ser invitados) y hasta hacerte llamadas telefónicas, y ni sueñes con demandarlos ante la ley, porque siempre se escudan en el derecho a una libertad mal entendida.
NOTA: La del trapo amarillo soy yo, y aunque rechazo los burkas o cualquier atuendo de similiar represión ( y se imaginan de sobra porque ) SI creo que cada cual debe mantener cierto grado de modestia básica; nunca impuesta, sino como natural expresión del buen gusto.