Estos gatos harÃan cualquier cosa por que yo les confiara el destino de este pajarito . Ellos siempre han cazado avecitas por los patios y azoteas, sin que nadie más fuerte les juzgue. Las aves jamás serán sus hermanas, y no es posible una reconciliación entre naturalezas tan distantes, de manera que por mucho que coqueteen conmigo, y se hagan los suecos, yo no confiare en ellos jamás.
Ahora que algunos hipócritas hablan de reconciliación sin sentirla, ni interpretarla correctamente, quisiera señalar que en el caso cubano deben reconciliarse los cubanos de buena voluntad, y los que amen esa isla tan honorable, por encima de sus diferencias ideológicas. Al resto lo conoceréis por tres señales evidentes:
1-Toda reforma que haga el gobierno cubano les parece insuficiente.
2-Se fijan mucho en los ciudadanos más vulnerable dentro de Cuba para fingir querer representarlos.
3- Hacen referencias constantes a las antiguas repúblicas socialistas de Europa del Este poniendo como ejemplo sus “transiciones pacÃficas “,mientras ocultan las consecuencias sociales que sufrieron esos pueblos.
Los buenos cubanos son esos que no hacen trampas al nacionalismo, ni se avergüenzan de ser parte de la nación cubana, pero mas allá del patriotismo elemental también se dicen cubanos algunos delincuentes polÃticos que en su egoÃsmo están dispuestos a que “pase cualquier cosa”, pero que les beneficie.
Siempre he creÃdo saludable el acercamiento entre cubanos, porque después de todo la guerra frÃa se acabó, el mundo es otro y las nuevas generaciones emigradas desean una relación normal con su paÃs de origen, pero ojo con los profesionales de la polÃtica que ahora quieren robarse la palabra reconciliación para manipularnos.
Los oportunistas cambian bastante de traje y de máscara. Yo prefiero mil veces a un derechista sincero, por muy perdido que este en el llano, cuando me dice de frente todas esas cosas que anuncia la burguesÃa como: mercados sin control, competencia dura, y el salvase quien pueda, que a un hipócrita que me hable de los humildes y de los negros en Cuba, o de que se abracen como hermanos los ricos de Miami con los pobres de la Habana vieja. Es que no soporto a ese corsario que desde su barco ensangrentado y bajo bandera ajena hace discursos sobre”derechos humanos” en los que no cree. Se llama egoÃsmo y abuso, y esperar de ellos compasión o creerles cuando se hacen los suecos, es tan descabellado como entregar un pajarito indefenso a un gato hambriento.
 Nota: Los gatitos son miembros de la familia Escobar-Tubella, incluida la cotorrita que nació hace unos dÃas en mi casa.