Las memorias son parte indispensable de la identidad. En mi caso, como el de muchos cubanos emigrados, esas memorias están entremezcladas, y la identidad se define por aquellas memorias mas tiernas y amadas en la Cuba de nuestros recuerdos.
Cuando era pequeña, quizás unos 4 o 5 añitos, recuerdo que un dÃa caminaba de la mano de mi padre por los viejos portales de la avenida de los Mártires en Camagüey, y al lado nuestro se detuvo una de esas heladeras móviles que vendÃa helado. Mi padre que podrÃa ser el primero en la fila, no tenia donde envasar el helado, y de pronto se dirigió a una de las puertas de aquellas casas coloniales y le pidió prestado a una señora con los cabellos llenitos de canas un vaso y una cucharita. Recuerdo con total nitidez como el heladero llenó el jarrito de metal y como mi papá lo puso en mis manos. Entre las sombras de aquellos antiguos portales se impregnaron para siempre inolvidables memorias, al igual que en otros puntos y rincones especÃficos. Cada incidente o lasca del pasado esta asociada a una parte de la ciudad. Cuando regrese por primera vez (2008) a Cuba y caminé nuevamente con mi papá por aquellos legendarios portales, esas memorias volvieron a mi como una brisa refrescante. Muchas veces aquella puerta caÃda, ese balance azul, o el pozo del patio, no lo recuerdas exactamente, pero por alguna extraña razón sabes que tiene que ver contigo. La agradable nostalgia que sentà y siento a cada rato, tiene más peso que mil discursos sobre la identidad nacional, porque va y viene directo del corazón.
En Miami la historia es completamente diferente. Aqui me crié, y con seguridad mis nostalgias por alguna plaza, avenida o callejuela fueran fundamentales para identificarme con este lugar, pero solo hay un problema, esos lugares no existen. El entorno urbano, basado únicamente en el lucro, es capaz de romperle el pasado a cualquiera en este lugar; porque el mercado y los capitales son contrarios a la nostalgia. Anoche pasé por unas calles de Hialeah por donde anduve hace años y es patético que guarde memorias nostálgicas de los estantes y estructura interna de Publix ( donde puedes comprar comida ) y eso que son casi idénticas en todas partes. Vi mi escuela de primaria y hoy en dÃa tiene rejas. El viejo y romantizado Payless ( un zapaterÃa ) donde me compré unas plataformas cuando estaban de moda en los 90′ ya ni existe, hoy es un banco de Suntrust. Busqué la farmacia Eckerd donde a veces después de la escuela leÃa los comics y observé que fue tragada por otra farmacia mas poderosa, CVS.
Es que resulta ser , que las ciudades del proletariado son tristes, y la única diversión después del trabajo es salir a comprar. Montate en un carro y anda por Hialeah para que veas que solo hay cientos de edificios de apartamentos , casitas modestas y esporádicos centros de tiendecitas, los shopping centers con sus usales Radio shacks, algún Winn Dixie o Sedanos, una peluquerÃa o cucuruchos de re-ventas que tu sabes no duraran mucho y pronto quebraran. Solo los grandes monopolios como Walgreens, duran en esta carrera. El obrero solo puede distraerse caminando “pa-lante y pa-tras” entre tiendas y mas tiendas, donde poco a poco perderá su limitado salario. Esta planeado todo para que camine, camine y CAMINE entre mercancÃas en vez de las avenidas de ciudades tradicionales donde la vida social no circula alrededor del consumismo, sino de la relación entre ciudadanos.
Cuando uno aquà tiene memorias locales no garantizadas en el tiempo, porque descansan sobre espacios que se rentan, es muy probable que al pasar los años los negocios cambien, y resulta que es imposible tener nostalgias o raÃces entre los McDonalds o tiendas que cambian de dueños. ¿Es este tipo de capitalismo contrario a las nostalgias y a la identidad? Creo que si. La gran masa productora y consumidora de la chatarra burguesa busca la felicidad, porque es humana, pero los que dirigen el sistema son los verdaderos dueños de las memorias, y desde la mas tierna edad tratan de alojar allÃ; en tus recuerdos, su modelo estúpido y superficial que no lleva a nada que no sea el beneficio para los ricos.
NOTA: Yo en el mall de Sears, otro punto raro de mi niñez, al que recuerdo pero no significa nada en mis emociones. Queda comprobado que no todo de nuestro pasado la mente lo romantiza. ¿Quien puede desarrollarle cariñó a los maniquies?