En Miami la crÃtica social prácticamente no existe, y no es que todos sean prósperos y felices aquÃ, sino que el capital es hábil en culpar siempre al ciudadano cuando algo falla, y cuando hay un mendigo muchos dicen: esta asà porque quiere, porque no aprovechó las oportunidades del sistema, o porque anda en drogas. Esto es una visión distorsionada de la realidad muy bien inculcada en la conciencia colectiva por los medios audio-visuales que sirven a los ricos.
Aún en las sociedades más opulentas existen rincones de pobreza extrema, asà que no es extraño que la propaganda contra Cuba aquà en Miami, se apoye tanto en los aspectos más tristes de la realidad cubana. Sin lugar a dudas en Cuba todo no es perfecto, y si rebuscas con un lente mal intencionado, pues encontraras una pared con una mala palabra, una calle con el asfalto hecho un desastre, o un viejito recogiendo envases vacÃos en un latón de basura, pero aqui hay viejitos exponiendo su vida en las calles vendiendo pomitos de agua, y recogiendo laticas y cartuchos en los basureros para vender como materia prima, y eso por no hablar de grupos de ancianos que se mueven detras de los supermercados buscando en los latones de basura alguna vianda o queso rancio que los comerciantes descartan.
Aquà en los Estados Unidos también puedes encontrar las mismas desagradables imágenes con solo buscar con tu lente, a pesar de ser un paÃs enormemente rico. No es mi misión ser una reportera de las miserias, pues no me gusta, pero a veces, cuando el desequilibrio en la información es muy grande, como sucede dentro de mi propia comunidad, entonces el deber moral te hace intentar balancear las cosas, y muestras un poco la fealdad de tu entorno para mover conciencias.
Las montañas de platanos y aguacates que yo personalmente he visto como las grandes tiendas descargan en fincas en las afueras de Miami, para mantener los precios altos en el mercado, son aprovechados por los que crian ganado vacuno en esos terrenos, pero podrÃan servir para saciar el hambre que existe en medio de tanta opulencia. El sistema en el cual vivo trata todo el tiempo de decir que no es un sistema, sino una sociedad llenita de posibilidades vinculadas a unas libertades tremendas. Claro que no lo dice de manera oficial, pues para eso estan las emisoras de radio, la prensa escrita y los canales de televisión para convencernos de que vivimos en el mejor de los mundos.
Los gobiernos locales toman medidas para eliminar de la vista pública el espectáculo de los desamparados, como estos bancos con barandas en el medio para impedir que se usen como camas, pero los sin techo ya están durmiendo en el césped de lugares como este frente a dos corte judiciales y el museo de Arte de Miamien (en el Down Town ).