Hoy quiero hablar de Venezuela. Como nacionalista Cubana, no me gusta entrometerme demasiado en la polémica de Venezuela pero ya esto es el colmo… la diputada Venezolana María Corina Machado, lanzó a través de Radio Martí un mensaje subversivo a la población de Cuba. Si esta mujer, vive exclamando en estos últimos días expresiones totalmente xenófobas contra TODOS los Cubanos que residen en Venezuela, ¿Quien es ella entonces para hacer injerencia dentro de Cuba?
La palabra xenofobia, o “miedo a lo extraño” en su antiguo griego significa ” temeraria sospecha de las actividades del extranjero entre uno”, y es solo un rezago del mundo primitivo de cavernas y aldeas. Parte de “La Declaración y Programa de Acción de Viena” urge a todos los gobiernos a que combatan, condenen y legislen en contra de todo tipo de xenofobia pues, ¿sabes cuantas atrocidades se han cometido cuando alguien quiere expulsar a alguien de otra nacionalidad de un territorio especifico?. Cualquier persona civilizada se puede espantar al ver carteles extremistas que dicen “Fuera Cuba” pues es un ataque a todos los 11 millones de Cubanos, y suena bastante a “Fascismo”
Eso sí, prefiero que los nacionales resuelvan los problemas entre si. La injerencia es una mala costumbre política que practica siempre la derecha extrema desde Miami en contra de los gobiernos populares en latinoamerica, y aunque también oigo hablar de la injerencia cubana en Venezuela, según he podido averiguar no va más allá de lo legal entre gobiernos amigos y ya sabemos que hay bases norteamericanas en américa latina (36 bases militares ) y nadie grita tan alto en Miami sobre eso.
El comando sur con sus “estrategias y doctrinas” también tiene presencia en países donde no gobierna la derecha, y por ejemplo en Nicaragua desarrolla proyectos como la misión de ayuda humanitaria “Más Allá del Horizonte”, en la que participa un contingente del Comando Sur de Estados Unidos y miembros del Ejército de Nicaragua, dando atención médica odontológica a más de 1500 personas pobres.
Todos sabemos que hay maestros y médicos cubanos en Venezuela y que las misiones son parte de la acción social del gobierno de ese país, pero ¿Porque la derecha extrema en Venezuela se enfoca en estos proyectos de izquierda, y manipula tanto hablando de “injerencia cubana”? Si las misiones estuvieran siendo patrocinadas por el comando sur, ¿quemarían banderas norteamericanas?…¿No?, entonces no creo en esos arrebatos de nacionalismo, más bien creo que se trata de explotar el odio a Cuba para encontrar un chivo expiatoria a los problemas no resueltos. Hablo de derecha extrema, porque en Venezuela hay una derecha decente y patriota que trabaja duro, y de manera honrada reconoce que las misiones y toda acción social es buena a la larga para su país.
Los extremistas, quienes llevan a cabo durante muchos días una campaña desde las ondas radiales en Miami estimulando los actos violentos en Venezuela, desean una guerra civil donde se derramaría sangre ajena, y por eso recomiendan abiertamente estrategias de lucha callejera, que saben muy bien que serian ilegales y por tanto aplastadas de inmediato en los Estados Unidos, por ejemplo. No voy a entrar en detalles sobre las acciones que se aconseja por la radio a los involucrados en las protestas, pero puedo afirmar que he escuchado consejos que promueven el terrorismo y que son claramente injerencistas.
Quisiera que el gobierno federal de este país se enterara que desde Miami están promoviendo, incitando y provocando terrorismo en Venezuela en contra de la sociedad civil. Es indignante y detestable oír a un locutor desde la esponjosa comodidad de su cabina radial pedir derramamiento de sangre inocente, todo por política.
Los venezolanos deben resolver sus diferencias por vías civilizadas, mediante el DIÁLOGO y sin jamás desconocer las estructuras democráticas. La vía electoral sigue siendo la mas confiable manera de evaluar la legitimidad del poder, y aunque surjan crisis y demandas justas en la sociedad civil, cuando estalla la violencia quienes van a la vanguardia según se ha visto en la historia son los elementos más violentos y menos comprometidos con el orden social que se necesita para que funcione la democracia.