El otro día vi “La Mesa Redonda” de la TV pública cubana. Se habló solo del tema de la homofobia dentro de la familia cubana y en el ámbito social. Lamentablemente no invitaron a personas con una visión diferente acerca del tema de los derechos de los homosexuales.
Si se hubiera hablado exclusivamente de la discriminación no hacia falta debate alguno, pues es un valor universal. TODA DISCRIMINACIÓN ES MALA. Pero el problema es que se habló en el programa de otras cosas como el código de familia en Cuba, y eso SÍ requiere debate.
No se debe temer al debate si se trata de un asunto tan serio que puede llegar a modificar el concepto de familia en la sociedad cubana. Después de ver el programa concluí que se confunde mucho la lucha contra la discriminación por orientación sexual con la identidad de genero y el matrimonio homosexual.
La constitución Cubana, define al hombre y la mujer (morfológicamente hablando) por su sexo biológico, con el cual nació. No por la percepción subjetiva que tenga cada ciudadano de su identidad. Visto desde un punto de vista antropológico, no existe en Cuba ninguna evidencia de que la identidad sexual psicológicamente percibida por una persona, sea suficiente para poner su reclamo por encima de las otras urgencias del resto de la sociedad.
Esa minoría intenta presionar a las autoridades en busca del reconocimiento de un derecho muy subjetivo, y sus demandas requieren hasta cambiar la Constitución del país, por lo tanto nos concierne a todos.
La república cubana cuenta con una Constitución que define el matrimonio explícitamente. Es la unión voluntaria de un hombre con una mujer. Por lo tanto, cualquier cambio en el código de la familia cubana que reconozca el matrimonio homosexual entrara en conflicto con la constitución socialista por mucha propaganda que se haga en los medios públicos.
Es verdad que la constitución puede ser modificada, y quienes lo hagan podrán decir que es un cambio revolucionario. PERO… también es verdad que dicho cambio sera político, con consecuencias profundas en la cultura y realmente debería ser llevado a referendo para que pueda ser considerado como un acto legítimo. No se puede imponer, hay que llevarlo a voto.
El progresismo tiende a pensar que todo cambio es bueno, y la idea es bastante universal. Ahora, dentro una izquierda que busque la justicia social la cosa se complica. Hay cambios que son para mal de la clase trabajadora, y para demostrarlo están las revoluciones de colores. Ellas enseñan que puede triunfar la reacción y hasta el fascismo; un verdadero retroceso social.
El progresismo desde su raíz en la revolución francesa ha emancipado muchas veces a los oprimidos, pero cuando se ha radicalizado, ha roto a menudo los intereses colectivos de la clase trabajadora, de la misma manera que lo ha hecho el anarquismo más extremo. Una cosa es luchar por clases enteras oprimidas y otra muy distinta es luchar por el derecho PRIVADO olvidándose del derecho PUBLICO. Entre lo individual y lo colectivo. A la nueva izquierda se le esta manipulando para que ponga su atención no en la transformación real de toda la estructura social, sino en todo tipo de subjetividades que impidan la unidad de propósitos.
Es evidente que la ONU a través de diversos organismos promueve esta ideología sin parar. También la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Corte Interamericana de Derechos Humanos,y la Corte Europea de Derechos Humanos apoya este movimiento ideológico creado por las sociedades opulentas. Este movimiento transversal involucra a la izquierda y la derecha política y no contradice la sociedad de mercado que proponen los imperialismos en todas partes. En el caso de américa latina divide a los gobiernos de izquierda, por la exagerada exaltación del derecho individual a expensas del colectivo.
Temas como el aborto, la libertad sexual,la eutanasia,el laicismo, ecologismo, etc, están bien anclados dentro de la nueva izquierda y ya dejan marcas en la cultura occidental. Es siempre bueno recordar que estos valores del progresismo, también existen dentro de la derecha política que espera poner en manos de élites financieras el control de la opinión pública.
Por supuesto que hay mucha gente confundida dentro de la izquierda, hasta el punto de que si no apruebas el matrimonio homosexual ya no eres de izquierda. Según estos fundamentalistas, eres bueno y moderno si lo apoyas…aunque seas de extrema derecha.
En américa latina tenemos el caso concreto del presidente Rafael Correa que por no apoyar el matrimonio homosexual a pesar de todo lo que ha hecho su gobierno en contra de la homofobia, es tildado de traidor a la revolución ciudadana…siendo el su líder indiscutible.
No podemos confundir la ideología de genero con la necesidad de acabar con la discriminación por causa de orientación sexual. Cada cual a su gusto pues el amor existe a todo color…y nadie se debe meter. Según la ideología de genero, la identidad sexual es algo relativo y no sujeto a la biología, es decir el hombre o la mujer son una “construcción cultural” heredada de un pasado patriarcal. La familia no es absoluta, y se puede reinventar. Esto no resiste el mas mínimo debate POPULAR en ninguna parte, pero desde el siglo XX ya cayó en manos de élites intelectuales, y casi ni se discute de manera democrática.
Volviendo a Ecuador y la revolución ciudadana. Ya he visto como la izquierda europea trata desde su elitismo de cuestionar la firme posición de Correa de respetar la voluntad general en su país y proteger la familia tradicional. No valoran los reales avances en los derechos de la comunidad L.G.T.B.Q. En Ecuador ahora hay una Patria fuerte, y si las cosas no pueden cambiar tanto como se desea, al menos se avanza cuando hay unidad, y lo mismo se aplica a Cuba.
Entiendo los deseos de la comunidad L.G.T.B.Q por emanciparse de todo tipo de discriminación, y entiendo que cuando en una marcha gritan “Socialismo si, homofobia no”, esperan encontrar apoyo de los cubanos que no son parte de la comunidad L.G.T.B.Q. Lo que si no apoyo es que se haga propaganda de la ideología de genero como si de una ciencia exacta se tratara, o que se tache de homofóbico a todo el que discrepe aún desde la izquierda.
Cuba experimenta profundas transformaciones, y creo que es muy importante que nuevas leyes definan los derechos ciudadanos. Pero seria peligrosisimo que en el afán de cierto progreso se ignorara la voluntad popular y se adoptara una ideología ajena a la nación para insertarla de manera artificial a la identidad cubana.
Por teorías fundamentalistas no se puede arriesgar la base de la sociedad que es la FAMILIA. La familia cubana merece un “código de familia” que la represente. Cada ciudadano, incluyendo los L.G.T.B.Q existe producto de la unión de una hembra y un varón.
Experimentar en épocas de transformaciones sociales con ideologías del norte trae muchos males. Más derechos reales conseguirá la comunidad L.G.T.B.Q con las uniones civiles por ejemplo, que con el matrimonio homosexual. Más efectivo será luchar por la igualdad de derechos que pretender desconocer la constitución del país que define el matrimonio.
Para acabar con los prejuicios, con la discriminación, y que nazca desde el hogar amor, respeto, e inclusión es importante tener en cuenta la forma de ser del cubano y no desarrollar una lucha crispada que divida el propósito común de una sociedad más justa y democrática.