Cuando el trabajador regresa cansado a su hogar y ve la TV, a menudo puede ver programas  donde los varones vestidos hasta el cuello en traje y corbata hacen chistes mientras las mujeres decoran el fondo del set con la máxima cantidad de piel expuesta. La explotación de la mujer como objeto erótico es parte inseparable del capitalismo. También en Cuba la mujer en el Cine y la Televisión juega ese papel erótico no ya presionada por un mercado, sino más bien por una escala de valores aceptada y promovida por el mundo cultural de la isla. Me viene a la mente la expresión de desprecio a la mujer cubana de Alfredo Guevara ( una de las figuras más influyentes de la polÃtica cultural de la Revolución cubana) cuando dijo:
“…Conversando con un intelectual francés sobre las particularidades de Cuba en una ocasión, yo lo querÃa convencer de que éramos muy diferentes y ese dÃa lo convencÃ, por  que le dije: Sal a la calle. ¿Tú crees que con esos culos y con esas licras alguien puede entender Ludwig Feuerbach el fin de la filosofÃa clásica alemana?”
No es casual que Guevara atacara a la figura femenina. ¿Por qué no puso como ejemplo a esos hombres que se pasean por espacios públicos sin camisa alguna enseñando los músculos recién entrenados? ¿No es ese habito masculino también un ataque a la civilización y filosofÃa elevada?
Los varones compiten ferozmente como bestias desde el principio de la humanidad. Espadas, puñales, pólvora y polÃtica. ¿Cuantas muertes ha provocado la mujer en contraste con los hombres? Y saber que toda esa violencia abominable, en gran medida depende no del valor como “virtud”, sino de una hormona llamada testosterona.
Ya una vez hice un estudio sobre el feminismo y sigo condenando la falsa “guerra entre los sexos” que fue plantada entre nosotros para dividirnos. Ni la mujer ni el hombre es el enemigo…sino el poderoso inescrupuloso que nos hecha a fajar para ganar tiempo, para oprimir y explotarnos.
Aparte, esa mujer coquetona de mantenimiento minucioso, desde la cera caliente hasta faciales y una pedicura semanal que se dedica a tratar solo temas femeninos; es en parte el  resultado del hombre, pues en cada cultura, cada sexo en parte se convierte en lo que el otro espera de el. Por esto podemos ver que dentro del Islam, donde la procreación es vital, la mujer vale si es fértil y puede producir descendencia…punto.
El colmo es que después que el hombre ha dejado su huella en la mujer, como compañero milenario, critique esos rasgos o hábitos que el ayudó a formar. ¿Que busca el hombre que despectivamente señala y ataca los atributos fÃsicos, la expresión o la biologÃa femenina, que juega un papel tan crucial para la continuidad de nuestra especie en la tierra?
Para ser aceptada en el mundo profesional, sea en el derecho o en real estado, la mujer no deberÃa reprimir las peculiaridades propias de su genero para ser aceptada dentro de la norma masculina. Quienes establecieron el patrón “profesional” en el mundo de negocios, la religión organizada y la polÃtica son los hombres. Son trajes de sastre hechos a la medida viril, con las espaldas mas anchas y las mangas mas largas. Obviamente en una bronca de piñazos la mujer en clara desventaja perderÃa, pero…¿quien propuso que los conflictos se arreglen a golpizas?
En la polÃtica ya se sabe que no hay método mas eficaz de descalificar a una mujer que referirse a su fÃsico, ya sea para hablar de su maquillaje, o burlarse de su ropa. Insinuar que si es bonita es estúpida, o que si es presumida es superficial, es otra caracterÃstica permanente en el machismo polÃtico como hábil truco para descalificar al contrario femenino.
La mujer cubana, ya sea que viva en la isla, o en la emigración tiene derecho a tener una opinión polÃtica, y por supuesto que sin ser pagada por otros estados. Todos esos diminutivos como “niña” o los descriptivos como “linda” son la expresión de quien cree que la mujer es un ciudadano de segunda categorÃa. Lamentablemente hay mujeres que por tal de vencer a una contrincante se alÃan a las turbas masculinas y utilizan ese lenguaje discriminatorio. El colmo de una mujer, es atacar a otra mujer con herramientas y modales propios de los hombres.
La mujer, libre del feminismo falso de los hombres maquiavélicos ( me refiero a la corriente que quema ajustadores ), pero segura de si misma, no pide permiso al nadar contra la corriente. No espera complacer a los varones contrincantes para ejercer influencia en el destino nacional. Tampoco se vende al enemigo esplendoroso que paga más y en la oscuridad de la noche entrega las llaves de su ciudad al ejercito de hombres ajeno, pues tiene sentido de pertenencia y fidelidad a los hombres de su aldea. Si esa mujer quiere sacar la cara por los suyos, representarlos y defenderlos a todos los niveles…¿lo aceptarán los hombres?