Me han dicho que ya no tienes fuerza para soñar de tantos desengaños, pero me lo dicen al anocher, cuando es difÃcil encontrar tu humilde hogar en las sombras del camino, y yo no me fio de ellos. También me dicen que estas muriendo de viejo, pero yo se que la vejez no es una enfermedad, sino la tristeza que da ver a los jóvenes dar la espalda. Me gustarÃa que supieras que yo no te darÃa la espalda, porque respeto las canas de quien sueña desde joven. Me dicen tantas cosas de ti porque te imaginan débil y son bajos.
No abunda el cariño en estos dÃas  y mucho menos la paciencia de escuchar a un viejo sabio. Tienes muchas cosas que decir, pero todos andan de prisa y te dejan en ese rincón donde yo quisiera estar para escuchar con mucha atención esa preciosa lección de tiempos y gentes. Ellos no saben que eres un joven que la vida se le fue pensando en ellos. Yo nunca te adularia, yo jamas te mentirÃa, por eso siempre estaré lejos. Entre tu y yo siempre habrá un ejercito de bribones, una montaña de oportunistas que te dirán cosas buenas de ti y malas de mi para crear abismos. Nos temen juntos, no porque seamos iguales tu y yo, sino porque andamos por el mismo camino.
He oÃdo que es un camino solitario y que termina en abismo, pero es mentira, porque es camino de pueblos y cuando salga el sol, veremos muchos rostros de gente buena que durante la noche caminaba junto a nuestro lado cada una pensando que andaba sola. Algunos solo esperan que te vayas porque te imaginan como un estorbo a sus deseos bajos. Solo hablan de tu edad y del fin inevitable de todo  mortal, son unos desvergonzados. No vayas a ese triste anden a esperar el tren en solitario, que nadie sabe cuando llega. No te adelantes a tu propia muerte, mejor espera por mi , te repito que mi ruta es la tuya  y deseo que me cuentes algo de tu vida, recuerda que del mañana nada sabemos ni viejos ni jóvenes, y queda tanto por hacer, que yo sola no puedo.