ECOLOGIA E IDEOLOGIA

By Yadira Escobar on

ecologia

Un enorme y pomposo vestido de papel cartucho puede indicarnos un camino ecológico que arrastre los gustos de una época que desea ser recordada al menos en sus apariencias.

Algunos movimientos ecologistas, con el respaldo de varios diseñadores, ahora proponen un nuevo tipo de ropa ecológica sacada literalmente de la basura. “In trash we trust” (Creemos en la basura), es su lema y varias empresas en Suiza, Noruega, Gran Bretaña, Japón, Alemania, Austria, Italia, España y Estados Unidos, recolectan ya la basura para ser reutilizada.

En las sociedades opulentas se produce mucha basura como resultado del consumismo extremo, pero todas las señales de la actualidad apuntan a un futuro menos consumista. Los combustibles fósiles tienen un límite. Materias tan utilizadas como el cobre le quedaría menos de 40 años, la plata está casi agotada, y el oro necesario en ciertas tecnologías se acaba en unos 35 años.

A veces nos autoconsolamos con el clásico recurso mental de que al final esas crisis no nos afectarán, pero si hasta el indio que se usa para fabricar las pantallas LCD,  le queda 4 años hasta que se agote totalmente…entonces es evidente que estamos al borde de un cambio global.

Si tomáramos en serio el hecho contundente por ejemplo de que el plomo que se usa en las baterías eléctricas de los automóviles terminara en unos 8 años, entonces la especie humana se enfrenta a una contradicción entre su manera económica de organizar sus sociedades, y la realidad objetiva de un planeta que se agota.

CNN ha dicho que la Habana está entre las diez ciudades más saludables del mundo. El gobierno cubano, gastando solo $400 en cuidados de salud por habitante logra la misma esperanza de vida que Estados Unidos (79 años) que gasta $9000 por persona.

Menciono este ejemplo porque ilustra como aún produciéndose y consumiéndose más riqueza, no se añade vida al ciudadano común. Claro que la mayoría de las personas prefieren andar en auto que en bicicleta, pero eso se debe a que la cultura de masas no hace anuncios comerciales tan bonitos a favor de la vida sana y ecologista.

Digo ecologista de verdad, pues también está de moda aparentar cuidar al planeta pero como una extravagancia más de los ciudadanos más prósperos. Consumir menos y vivir más sano no debe ser un lujo para los ultra-ricos.

La cultura popular no ayuda, pues parece que es digno de alabanza y hasta chic, que un millonario corra por las mañanas con unos viejos tenis, pero si un ciudadano promedio decide estirarle la vida a sus zapatos, es menospreciado por tacaño o peor…por pobre.

Nuestra escala de valores está tan perturbada por la competitividad y los símbolos de poder que los políticos evitan hablar de ahorro o austeridad necesaria en sus campañas electorales. Solo los gobiernos y las organizaciones no lucrativas, pueden contrarrestar esta cultura decadente que nos hace antropológicamente hablando; una especie suicida.

Ya en el 2012 Greenpeace hizo una campaña contra productos químicos tóxicos en prendas de ropa de 20 marcas multinacionales, y hoy aparentemente ante un planeta que se nos queda chico como consumidores incluso la opción capitalista será la de abandonar la cultura del consumo, lo cual va a crear un serio problema político para los dueños del mercado frente a la crisis ecológica.

El mercado conocido hasta ahora tiene un natural apetito por expandirse. Promueve entonces una desenfrenada cultura de consumo para que devoremos su exceso de productos y servicios, creando en nosotros toda una gama de falsas necesidades.

Pero para saciar la voracidad del mercado, necesitamos varios planetas desbordando materias primas. Eso solo existe en la ciencia-ficción de esas películas futuristas donde se ve un McDonald’s visitado por vehículos espaciales o corporaciones estadounidenses terraformando lejanos asteroides.

Las elites de nuestro planeta no son de sangre azul, son solo gente con dinero acumulado y ahora, les falta creatividad para imaginar un nuevo modelo de civilización distinta a la que les permitió el lucro. Hablo de ellas y no del pueblo, porque aunque no votar es inadmisible, las elecciones tampoco cambian mundos.

El planeta ya no aguanta el modelo consumista para tantos que nacen y seguirán naciendo. Las elites nos dicen que la culpa es nuestra, que ensuciamos el aire, los mares, y que somos demasiados.

Bueno yo les digo a esas elites, que no estamos contra los ricos, pero que nos sabemos defender cuando nos mienten. Ellos tendrán que mentir porque al no poder seguir promoviendo el consumo, pondrán toda su creatividad en un solo objetivo; en sabotear nuestra creatividad y nuestros derechos civiles.

 

 

 

 

 

 

Loading Facebook comments...