He visto el último anuncio televisivo de la campaña electoral de Joe García que muestra al Premio Sajarov Guillermo Fariñas dando crédito a la reelección del Congresista por el Distrito 26 en la Florida. Yo soy demócrata, y me parece que lo mejor que le puede pasar a ese distrito es que Curbelo no gane frente a García, pero la verdad es que Guillermo Fariñas no le ayuda a ganar votos por varias razones.
Hace años cuando supe de las huelgas de hambre de Guillermo Fariñas, mi primera reacción fue de lástima. En esos días Fariñas me parecia un opositor con todo el derecho del mundo de cuestionar al gobierno de su país.
La oposición, mientras no sea destructiva para el estado, es saludable para toda nación. Es normal que una parte de la sociedad civil se identifique con ella, pero poco a poco me sentía más decepcionada con Fariñas.Lo mismo me pasó con las Damas de Blanco. Supongo que por misteriosas razones, estos disidentes con el paso del tiempo pierden la inicial fuerza moral y comienzan a ser tan pero tan estratégicos que pasan la línea ética y se hunden en el descredito.
Por esos dias de tristes huelgas de hambre dibuje a Fariñas e hice un pedido por acabar con esa mala costumbre de daños físicos para lograr objetivos políticos. El retrato lo realice a simple lápiz de grafito y cartulina para proyectos escolares, pero con verdadero sentimiento. Aunque admiraba su desprendimiento, era evidente que esa conducta no puede ser ni aprobada ni promovida. Nunca he estado de acuerdo con mutilaciones, huelgas de hambre o suicidios por mucho que se hayan usado en el pasado para impresionar a la opinión pública.
Fariñas es un negro cubano del cual se burlan bastante los exiliados blancos en las cafeterías de la calle ocho, y soy testigo de eso. Sin embargo es muy útil a la hora de dar nueva imagen a la extrema derecha ya agotada por tantos escándalos de terrorismo y corrupción, sobre todo en los años 90.
Él aparentemente ha dicho cosas que ponen en riesgo su reputación, como eso de asegurar que recibió entrenamiento de asesores soviéticos, vietnamitas y chinos, antes de su “partida” para Angola en el 81.
En realidad por esa fecha Vietnam y China estaban en guerra desde el 79. Ese conflicto fue especialmente intenso en el año 81 cuando él asegura que se fue a Angola. El sentido común nos dice que vietnamitas y chinos no estarían cooperando en tiempos de guerra, y si Fariñas nos mintió en esto, no quiero ni pensar en cuestiones más políticas. Mi abuelo materno estuvo en Angola en el 75 por cierto, y bastante cuentos que me cuenta todavía de esa misión, y jamás he oído de asesores extranjeros entre las tropas cubanas como asegura Fariñas. Quizás está medio confundido y le falla la memoria. El caso es que Guillermo Fariñas sale en este video nuevo y apoya a Joe García desde una posición de enfrentamiento al gobierno cubano. Joe García es bastante centrista, pero sigue siendo retratado por la propaganda derechista en Miami como alguien inclinado a la izquierda. Por lo tanto, aunque aparentemente el opositor Fariñas otorga legitimidad a García entre los votantes anticastristas del distrito 26, al mismo tiempo desanima a votantes más progresistas que ven en Fariñas un serio obstáculo a la reconciliación nacional.
Una vez vi un video donde se veía un miembro de UNPACU del cual Fariñas es vocero oficial, colocando propaganda encima de una señal de tráfico en una ciudad cubana, lo cual es claramente vandalismo en cualquier sociedad. Ser civilizado es la condición básica si quieres ser escuchado desde la oposición y Fariñas como vocero de ese grupo, que yo sepa nunca se ha pronunciado contra esas conductas peligrosas al orden social.
Creo que ganar un premio Sajarov es anacrónico si te asocias con personas que no buscan la paz entre cubanos. Si uno traslada ese crispado activismo de UNPACU a las calles de Miami hipotéticamente, pudiéramos muy bien imaginar que saldrían todos arrestados por desorden público.
Ahora Fariñas se involucra en procesos electorales fuera del territorio nacional y la verdad que ni siquiera la extrema derecha que le vio arrodillado delante la tumba de Jorge Mas Canosa debe comprender hacia donde se dirige.