Una muy buena amistad mía que vive en la Habana me envió una fotografía como prueba de que a sus manos ha llegado la revista “La Nueva Replica”, gracias a un envió familiar. Ver algo tan cercano como lo es la edición de Octubre, en un entorno tan auténticamente cubano como lo es un sillón de mimbre, me ha producido una grata sensación de conexión. Cuba no queda tan lejos entonces en el imaginario, no es otra dimensión inalcanzable.
Claro que todo esto es psicológico y hasta subjetivo. Pero me atrevo a decir que más allá de la realidad cruda y tajante, somos tan prisioneros de nuestras percepciones sensoriales que necesitamos afirmación continua de esa realidad tan insondable.