Algo que he observado en los últimos años es que el estado de la Florida tiene una mala reputación en el imaginario popular de EEUU. No hablo de las clásicas estafas al programa de asistencia social, Medicaid, ni tampoco de su vergonzoso historial de corrupción política. Dejemos a un lado esos dos escandalosos vicios a lo cual evidentemente algunos Floridanos son propensos a sucumbir.
Estoy hablando de la casi risible tendencia a producir y hospedar “freaks”. Quizás esto se debe a que en el pasado aquí en la Florida unos cuantos pueblos fueron fundados por cirqueros ambulantes. El más famoso establecimiento de exhibiciones monstruosas o raras fue Gibsonton, donde un gigante real de 7 pies al retirarse del circo logró ser alcalde de la ciudad. Eso supongo que suena como verdadera democracia representativa ¿verdad?
Aquí nunca hubo industria ni grandes extensiones de cultivos, así que naturalmente ha sido una tierra que atrae aquellos habilidosos profesionales que quieren vivir del cuento. Lo digo con mucho respeto pues en algún momento necesitamos entretenimiento y leyendas urbanas.
Esas antiguas atracciones de ferias han inspirado programas de TV como “American Horror Story: Freak Show” y numerosos episodios policíacos como el chistoso “Humbug” de la serie X-Files. Sin embargo, yo diría que lo que perpetúa y estanca la mala fama son los Floridanos comunes. Un día pueden estar haciendo sus compras en Winn-Dixie con medias dentro las chancletas y por la tarde se fuman un sinsemilla y devoran a cualquiera al estilo del Miami Zombie.
Un caso aislado es cierto que no es suficiente como para destruir ninguna reputación, pero perturbadoras noticias como la recién asesina de Daytona Beach, Angela Stoldt que con sus manos estranguló y cocinó en el horno a su vecino, fortalecen el estigma.
Las incontables historias de psicópatas enfermos asesinando en la Florida puede ser que alarmen alguna señora retirada y no sea material publicitario para folletos turísticos, pero supongo que el morbo vende de cierto modo. Las historias de Danny Rolling, el torturador de chicas jóvenes, Ted Bundy o el asesino en serie del 94’ de homosexuales le añaden una torcida atracción al folklore de un estado joven con limitada historia.
Lo más curioso de esta característica extraña o weird es que la mayoría de las personas están acostumbradas a esperar cosas raras de los residentes de la Florida. El público esta medio anestesiado a las extravagancias. La imagen que publico aquí es un acercamiento a unos comentaristas del Huffington Post que sin dudas ilustran la visión general que tienen los demás; que aquí están los 3 o 4 locos. Cría fama y acuéstate a dormir, porque la verdad es que cuando el cliché se solidifica por descuido personal y malas intenciones de otros tomaría millones de dólares en propaganda para revertir los daños a la reputación.
¿Pero qué pasa cuando se deciden explotar ciertas fantasías, como las clásicas de corrupción, lavados de dinero, tráfico sexual o desviación fiscal para atraer capital sucio? Ahh, pues oculta tus huellas dactilares con guantes finos, que te tocarán la puerta quienes entendieron tu doble sentido