Ayer en el Hotel Embassy, me sorprendieron los números de las personas que llegaron, en comparación con otros eventos de esta inclinación política, de hecho hubo que pedir más sillas para el salón. Los panelistas por lo general improvisaron sus cortas intervenciones, y por casi todos coincidieron en un punto: son buenas noticias las nuevas relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba pero ahora surgirán nuevos retos y problemas. Tomaron el micrófono, Elena Freyre, Álvaro Fernández, Hugo Cancio, Andrés Gómez, Max Lesnik, Jorge de Armas, y Lorenzo Gonzalo. Gloria La Riva y Wayne Smith también hablaron frente a todos y se les entregó dos placas en el evento, tributo a la intensa labor de los dos, que merecía ya un serio reconocimiento.
Después del evento formal, me escapé por unos minutos para pagar el parking. Al regresar, entre estallidos de corcho y expresiones de júbilo encontré a Wayne Smith plácidamente esperando a que yo lo entrevistara. Tomaba sorbitos decentes del champagne o moscato claro y pues me senté a su lado y nos pusimos a conversar. Asumí que estaba agotado de tantas horas de protocolo ( de hecho se lamentó que esa misma madrugada tendría que levantarse a las 4 para tomar un vuelo) y la verdad es que fue mucho más placentero conversar como personas que sincronizar pesadas cámaras y micrófonos.Al nombrar una hora del alba, le tuve que preguntar sobre la historia que había leído en la web de aquella madrugada legendaria de 1959, porque es después de todo emocionante intercambiar con esas personas que lo vivieron todo. No conozco bien la canción que Batista había prohibido y que a el escucharla aquella madrugada era casi la señal de que Fidel Castro había ganado. El señor Smith con agrado se recordó y más o menos cantó el estribillo “Mamá yo quiero saber de dónde son los cantantes… son de la loma”.
Hablamos sobre la reciente visita de Roberta Jacobson a Cuba, y Wayne Smith desaprobó con un decidido sacudir de su cabeza las declaraciones y agenda del día. Coincidimos en que ni las frases oscuras de “hemos cambiado de táctica pero no de objetivo” de la señora Jacobson, o la muy apresurada e impertinente visita a los disidentes no fueron gestos inteligentes. Comentó Smith que a los disidentes “los conoce”, pero cuando pregunte si personalmente dijo que no.
YE: “Do you think then that dissidents have it easier now? I mean in the past you could get arrested for practically anything but nowadays they just get at the most arrested for a day…”
WS: “Of course!” exclamó el ex diplomático, totalmente de acuerdo. Sin embargo, sí quiso añadir que respeta el trabajo de Elizardo Sánchez. Según él, en el campo de la oposición, el señor Sánchez se destaca como buena persona, que ha trabajado durante mucho tiempo y que valora su empeño.
Sobre el asunto de las sanciones económicas (embargo/bloqueo) demostró no tener mucha confianza en que sean eliminadas muy pronto. Hay motivos por los cuales celebrar, pero parece ser que las sanciones nos van a seguir acompañando, en sus propias palabras ese día glorioso queda aún muy lejano, “we’re a long way off.”
Wayne Smith era el tercer secretario de la embajada de Estados Unidos desde el ’58 hasta el ’61 (cuando se rompieron las relaciones) y hasta fue jefe de la sección de intereses en Cuba por un par de años así que conoce muy bien a los cubanos. Por lo tanto, fue grato escucharlo decir que a nivel de pueblo los cubanos y estadounidenses no se odian, y que se siente muy esperanzado…”very hopeful” sobre el futuro. Que un académico con historia vivida, experto en política real y conocedor de los defectos de ambos países diga con tanta naturalidad que tiene fe, y sabe que por fin vamos por el camino correcto, es muy satisfactorio.