Radio de la época soviética(Juvenil 80Radiotehnika-PDyn) que mi mamá y mi papá escuchaban en el Camagüey de los años 80
“El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos…”
Es una vieja canción que escuchó una generación de cubanos rodeada de artefactos soviéticos y beneficios gratuitos sin pensar demasiado en su propia vejez . Parte de aquellos muchachos que en masa apoyaban a la joven revolución cubana están hoy en día desorientados. Son sacudidos por una constante propaganda anti-nacional que explota males reales, pero que desprovista de patriotismo auténtico propone la aniquilación del estado cubano como único remedio a dichos males. La subversión anti-estado no sólo viene desde la derecha política, ni desde la mala intención, sino también desde la izquierda más inocente.
Pablo Milanes dijo hace poco en una entrevista que “Es muy triste para nosotros los revolucionarios vernos al final caer en manos de los norteamericanos…nunca se ha confiado en el pueblo para el desarrollo del pueblo…hace 20 años desde que cayó la Unión Soviética, que pienso que Cuba podía haber encabezado en América Latina un movimiento nacionalista y confiar como dije anteriormente en la población…”
Milanes no es el único que desde la izquierda acusa al estado cubano de no confiar en su pueblo, y así agitar (quizás sin querer, le dejo el beneficio de la duda) el sentimiento anti-sistema del que ya TV-Martí y sus similares, se hicieron eco transmitiendo sin escrúpulo alguno la entrevista de Pablo Milanes y su queja izquierdista contra el estado cubano.
La subversión primero desde la derecha, luego desde la izquierda, y muy pronto desde algunos rincones del poder, pone en peligro aquella revolución cubana permanente. Si, aquella que nació en los días de Martí por una Patria libre y feliz en plena soberania. Ese viejo anhelo, claro está, no será jamas posible sin un estado fuerte.
Lo nacional popular es la reserva moral para una nueva generación capaz de tener el ánimo para mejorar a Cuba, pero sin estado fuerte es puro folclore ese ideal nacional.
Ser nacionalista no es cerrar los ojos a realidades que pueden sepultar el espíritu nacional bajo montañas de miseria. La desilusión y hasta vergüenza sufrida por los cubanos desde los tristes días del “periodo especial” en los 90, ciertamente produjo un deterioro del orgullo nacional más vinculado a los efectos de la Helms–Burton, que a los vicios de la burocracia cubana.
Por lo tanto, si vamos a ser nacionalistas, pensemos primero en la unidad política necesaria y en el estado fuerte necesario para escoger entonces nuestro destino político sea el que sea, pero sin injerencias externas que siempre están presentes ante los estados débiles.
NOTA: Amigos, sigo en una grieta económica y con la incertidumbre propia del capitalismo que ustedes conocen pero mi surrealista vida sigue inmutable. Cada vez que el suelo se desmorona a tiempo cae del cielo la escalera que salva; evado el lóbrego nubarrón. Sigo tan sóla e independiente como antes pero gracias al incondicional apoyo de mi hermano ya pagué este mes mi sitio por un año mas, ¿como no sostener valores conservadores a favor de la antigua institución de la familia? Por unos modestos éxitos comerciales he logrado cortar a la mitad mis deudas así que aquí estoy nuevamente para servirles.