Jóven cubano-americano (nacido en los Estados Unidos) orgulloso de que en Washington se izara la bandera cubana
Ayer salà a las calles de Miami y Hialeah a recoger opiniones sobre el tema de las embajadas. La vasta mayorÃa de las personas no quiso comentar. Hubo timidez, desconocimiento, mal humor y preocupación por la apariencia personal frente a las cámaras. Me llamó la atención el miedo de algunos en mi comunidad a decir abiertamente lo que piensan sobre la normalización. Una persona me dijo que se sintió orgullosa y feliz al ver ondear la bandera cubana, pero que por favor no le entrevistara, porque tenia miedo a perder su empleo. Su jefe es un intransigente en todo lo que tuviera que ver con Cuba.
Supongo que algunos de los que me ignoraron en la calle, declinaron comentar o deliberadamente encendÃan los moviles al yo aproximarme tendrÃan una oposición a las relaciones diplomáticas pero nunca lo sabré porque prefirieron callar. Lo curioso es como hasta cubanos ancianos de perfil derechista, fuera de cámara, me explicaban que lo que esta ocurriendo ahora es la mejor noticia que han recibido en años. Un señora me preguntó que si ahora se reducirÃan los altos costos de viajes a Cuba, pero le explique que no tiene relación una cosa con la otra.
Hace muy poco se hizo una encuesta, y la tomo por ejemplo para ilustrar un fenómeno. Se hizo para medir como andaba la opinión pública en Miami sobre dos candidatos a la alcaldÃa de dicha ciudad y un 43% de los encuestados se mostró confundido y no se decide a tener un criterio. Esto nos da una idea del nivel de desorientación en nuestra comunidad. Lamentable situación, porque con la duda no se llega ni a la esquina y quizás por estudios asà , el Departamento de Estado ha sabido mirar mas allá de la inestabilidad emocional de nuestro condado.
Vivir en un gueto donde reina el miedo no es saludable para la libre expresión aunque existan los canales de expresión, y se respete “formalmente” la opinión del otro. En nuestra área se transmite continuamente programación televisión pagada con dinero federal (TV-MartÃ). Los medios privados locales tampoco contribuyen a mantener informado al pueblo y la propaganda de extrema derecha a menudo se cuela en programas de todo tipo, hasta en el canal público de PBS. En este ambiente lo normal es que la gente esté desorientada.
Esto explica quizás porqué vi tanta inseguridad ante la nueva realidad diplomática entre los que intenté entrevistar.
Aquà les dejo una pequeña intervención que tuve en el programa La Tarde se Mueve ayer, donde le hago saber al conductor Jorge de Armas sobre esa perplejidad que noté en las personas.