Continúan arribando a EE.UU. miles de cubanos, principalmente al sur de la Florida en medio de una crisis económica que dificultará su integración. La subida del precio del dólar ya comienza a golpear al turismo. Un dólar más caro va a perjudicar el turismo de clase media que inyecta a la Florida anualmente de $67 mil millones a $70 mil millones, para atraer exclusivamente al visitante de lujo. La tendencia de lujo continua desplazando de los barrios de south beach, por ejemplo, a residentes de toda una vida que deben hacer espacio a ese turista extranjero de lujo.
Sin contar, los muchos empresarios que venÃan a pasar sus vacaciones en Miami-Beach con el dinero ganado en proyectos sociales desarrollados por gobiernos populares de la región latinoamericana , que por cierto, ahora vienen menos al disminuir la exportaciones de la región. La tendencia sigue siendo un desplazamiento de los locales del sur de la Florida para albergar exclusivamente a los millonarios que traen el botÃn de guerra (y en ocasiones las estafas en sus paÃses nativos de América latina). En este panorama,¿ Donde ubicamos a ese pobre cubano que acaba de llegar?
Aunque el precio del combustible sigue bajo, los consumidores no acaban de ver bajar el precio de los alimentos.
Ninguna de las viandas o frutas que el cubano compra en el mercado viene de Cuba, por causa de las sanciones. Muy distinto serÃa el panorama si Cuba y los Estados Unidos tuvieran un tratado que permitiera el comercio en ambas direcciones, no sólo de alimentos hacia la isla.
Las guayabas por ejemplo, podrÃan venir de grandes cultivos que hay en Camagüey, y se que son hermosas. Cuba recibirÃa parte de nuestro dinero y todo serÃa muy natural de acuerdo al comercio sin trabas. Un mercado libre pondrÃa en nuestras mesas una guayaba más barata.
Recorriendo entre unos supermercados para hacer un ajiaco (ya que este invierno invita tomar algo caliente) me distrajo el precio de los mamey. TenÃan los usuales rasguños que hacen los clientes buscando un buen color, pero encontré uno atractivo. SaldrÃa en doce dólares porque pesaba tres libras (3.99 osea 4 dólares la libra).
Renuncié a la idea de preparar dulce de casquitos de guayaba. Sigo inevitablemente fijándome en las frutas descartadas y en mal estado o simplemente no vendibles que se acumulan en cajas debajo de los grandes estantes, y que luego son enviadas a la basura habiendo tantas personas con bajos recursos e incluso con hambre. Se que es parte del mercado y la mano invisible que todo lo guiá, pero me sigue impresionando.
Como la otra noche que llegué tarde a la dulceria por un par de minutos y acababan de arrojar a la basura todas las pizzas, papas rellenas, croquetas y bandejas de pasteles jamás tocados ni saboreados que en un solo dÃa fueron del horno a la vidriera para acabar en la basura.
Los cubanos recién llegados pueden tener varios meses de ayuda de diferentes tipos, pero como Miami es uno de los lugares donde el residente debe dedicar más porción de sus salarios al pago de alquileres la necesidad de un empleo estable es demasiado importante.
En el área de los servicios es más común ese tipo de empleo que en la industria, sobre todo en obreros no calificados. Cualquier tratado comercial entre Estados Unidos y Cuba generarÃa una cantidad de empleos directos e indirectos tan grande que por muchos cubanos que decidieran mudarse a Miami, ninguno correrÃa el peligro de terminar desamparado en sus calles.
He visto mas personas dispersas por el gran Miami-Dade vagando por las calles sin rumbo y sin techo, o simplemente tirados por las esquinas, a veces muy bien vestidos y con maletines, y la renuncia en sus rostros.
Al salir de la tienda (naturalmente sin muchas frutas ni verduras porque con esos precios…mejor empiezo mi propio huerto), un anciano intentaba vender si acaso 10 limones en un carrito de compras, con el mismo lastimoso desespero que horas antes otro anciano se ofrecia para limpiar los cristales del automóvil. Yo no me crié viendo señores retirados, con canas y achaques arriesgando sus vidas bajo el resistero del sol de mediodÃa, y no quiero acostumbrarme, porque está mal.
No se con que cara algunos continúan haciendo referencia a los jubilados cubanos que en los espacios públicos intentan vender maquinillas de afeitar o ejemplares del periódico Granma como indicador vergonzoso del fracaso de la Revolución cubana, cuando en el paÃs más rico del planeta los trabajadores sociales no pueden solucionar este tipo de problema con los ancianos. Es triste ver a un jubilado cubano en la isla vendiendo algo en espacios públicos, pero verlo aqui es triste y vergonzoso con tanta riqueza mal usada.
Ya ven que no basta generar millones de dolares.