Desde abajo puedes orientar tu lente hacia arriba con una sonrisa y hasta quejarte (si quieres) de las desigualdades del sistema. Si eres ordenado, puede ser que no te disparen para eliminarte. Gracias a la seguridad jurÃdica que ofrece un estado de derecho diseñado para el mercado podemos hacer periodismo alternativo.
La competencia garantizada por leyes nos permite a los alternativos tener una humilde voz frente a los medios más poderosos del mundo privado. La competencia es desigual por supuesto, pero los pueblos que no son tontos nos prestan atención con el instinto polÃtico que nace de las desigualdades.
Todos los gobiernos de este mundo se inclinan al fraude de hacer pasar proyectos de gobierno como si fuesen iniciativas de la sociedad civil. Las inteligencias que sirven a los gobiernos se involucran directa e indirectamente en el fraude, y ya no importa que sean gobiernos de izquierda o de derecha, la tentación es muy grande para los que gozan del poder y terminan fallándole a sus pueblos en el nombre de la necesaria paz social.
 Fotografo de una empresa privada dedicada al negocio de yates tomando fotos sobre la ciudad de Hialeah
La multinacionales que ahora ponen una cámara en cada teléfono móvil de la ciudadanÃa aparentemente favorecen la libertad de expresión.
Es sospechoso por supuesto que los poderosos no se cuiden las espaldas y compartan con nosotros la tecnologÃa. Con esas herramientas les podemos disputar el monopolio de la información, pero como todo indica que ellos son osados e inteligentes parece ser que han aceptado el reto. Están muy confiados en retener los centros de información y seguir ganando. Favorecen entonces un exceso de información sin importancia y un bombardeo de imágenes graciosas o morbosas que distraigan al ciudadano sencillo y cansado.
Fotografo en el alero de un tercer piso en la calle ocho del South West en Miami.
La competencia continúa y la compasión disminuye. A menudo se hacen virales videos muy mediocres que disminuyen la dignidad humana o enajenan el espÃritu critico no sólo porque exista una agenda secreta para idiotizar, sino por nuestra complicidad. Lo grotesco gana espacios al mismo tiempo que élites súper-ricas se preparan para vivir sin depender tanto de nosotros… los de abajo.
Si los de arriba se encierran en sus exclusivos guetos y nos dejan fuera, pudiéramos aprovechar el abandono para alcanzar la libertad y vivir sin ellos, por eso han tomado medidas y han favorecido la saturación alternativa de imágenes obscenas o de videos apolÃticos en las redes sociales. Si se desatan disputas estériles o malas costumbres morales la culpa no será de las estructuras creadas y los programas diseñados para la enajenación polÃtica, sino del pueblo, piensan las élites, y como tienen parte de razón el sistema continua.
No importa si somos campesinos en angustias, obreros con miedo al desempleo o estudiantes que temen al futuro, nosotros los de abajo tenemos algo en común: somos ciudadanos de segunda. Aunque todavÃa los de arriba no se atreven hacernos viajar en tercera clase ni en llamarnos plebeyos, ya nos expulsan de manera disimulada de los lugares más bonitos y sanos del planeta.
Si aprendemos a separar el periodismo alternativo del fraude preparado con trucos tecnológicos por los de arriba, nos daremos cuenta que tomar fotos escondidas a una señora mal vestida en un supermercado, no es periodismo alternativo sino amarillismo de tabloide.