Hoy quiero referirme al pueblo de Miami. Tienen mucho que perder nuestros residentes con las actividades de blanqueo de dinero en su territorio y el escándalo de Panamá ha sacado a la luz unos datos muy preocupantes para la economÃa local. Segun la Asociación de Agentes Inmobiliarios de Miami explicó al Herald, se reciben ofertas en efectivo (cash) que representan el 53% de todas las ventas de viviendas del condado Miami-Dade (2015), duplicando la media naciona y cubriendo el 90% de las ventas de nueva construcción.
La prensa oficial de Miami alertó recientemente sobre el escándalo de “Mossack Fonseca”, señalando a Cuba y sus sociedades secretas en Panamá. Es manipulador el enfoque porque ignorar que algunas sociedades fueron creadas por el gobierno cubano simplemente para burlar las sanciones económicas de Estados Unidos con transacciones financieras y comerciales muy discretas. Ahora con el escándalo, los enemigos polÃticos del gobierno cubano explotan el morbo y hablan de petroleo ruso vendido al mercado latinoamericano y de cuentas bancarias administradas por militares cubanos.
Lo cierto es que empresas cubanas castigadas por el embargo norteamericano han buscado salidas legales a sus actividades de importación y exportación de medicamentos, tabacos y alimentos, pero si estudiamos el asunto con justicia, vemos que estos negocios secretos no afectan al pueblo cubano, aunque si pueden escandalizar a los que creen que un paÃs puede sobrevivir a un cerco económico sembrando viandas y comprando leche condensada barata a Vietnam.
Los apasionados defensores del mercado fuera de control dirán que al menos se crean empleos para los albañiles y soldadores, pero en realidad ya existe un daño económico que no solo empeora horriblemente el tráfico por gruas y concreteras, tambien sube los precios de las viviendas. El alquiler de los pequeños negocios, establecidos en pequeños pero centricos puntos urbanos, terminan arruinados cuando pierden mas dinero del que reciben.
Miami ni remotamente produce la riqueza necesaria para habitar o hacer negocios en esos edificios inutiles. Una burbuja especulativa que crece sobre una ciudad llena de niños que pasan hambre y de pequeños empresarios que van a la quiebra por no poder competir con tan enorme burbuja trabajando decentemente.
Sólo con imaginar que el 90% de las compras adelantadas llega a esta ciudad en maletas llenas de papel moneda dudosamente limpio, podemos imaginar que le pasará a los humildes ahorros de los trabajadores y pequeños empresarios decentes de nuestra comunidad cuando explote la burbuja de rascacielos y condominios.
Que los ricos piensen como ricos es normal, que los pobres piensen como si fuesen ricos no. Miami es una ciudad fatalmente derechista donde los medios privados dicen todo el tiempo lo mal que anda Cuba o Venezuela. La propaganda aturde a la opinión pública, mientras los ricos destruyen la economÃa natural y hacen más dura la vida a los que viven de un trabajo honesto.