Anoche, Trump nos presento en sociedad, a su esposa en la primera noche de la convencion Republicana y el ansioso público (millones de espectadores) juzgaron libremente a la naturalizada imigrante a ver si estaba a la altura de ser la primera dama. El entusiasmo colectivo se desbordó. Muchos quedaron cautivados por su serena y medida voz que comunicaba valores tradicionalmente conservadores e indudablemente americanos como amor a la familia y que con el trabajo honrado se alcanzan los sueños. Sin contar que su modesto vestido blanco igual pasó la prueba de la estética Republicana. Como los Obamas son vistos desde el principio por la derecha como ajenos, distantes y hasta crÃticos del carácter estadounidense, dan su cuño de aprobación que la casa blanca sea retomada por un mujer que profundamente respeta a su esposo, adora a EE.UU y es una sencilla empresaria que trata de vender productos.
Comparar discursos para descalificar a la esposa de Donald Trump pudiera esconder la frustración de los demócratas ante la evidente simpatÃa que despierta Melania Trump entre los emigrantes con derecho al voto, y entre las mujeres aunque las encuestas siempre insistan en lo contrario. Melania Knauss se naturalizo en el 2006 y muchas de las personas que entraron legalmente a Estados Unidos se van a identificar con esta mujer nacida en la Yugoslavia comunista, lo cual va a ser un imán para atraer votantes indecisos y latinos desempleados ya cansados de 8 años de promesas no cumplidas por los demócratas.
La mayorÃa de los discursos polÃticos en Estados Unidos son escritos por profesionales que tienden a repetir frases, visiones optimistas y palabras simples, muy propias de las campañas electorales. Si Melania dijo cosas parecidas a las que dijo alguna vez Michelle, eso no afecta negativamente a una opinión pública ya acostumbrada al discurso fabricado. Por lo menos, a mà no. El publico sabe que hasta el presidente Obama tiene un profesional que le escribe los discursos.
Quiero señalar que, los valores universales no son propiedad de un partido polÃtico. Los homosexuales no son dueños del arco iris, Dios no le pertenece a los terroristas, ni los hippies son los únicos que sienten amor. Al que le ofenda mi declaracion, que deje un comentario debajo del articulo.
Desde el principio he anunciado la victoria de Donald Trump no por simpatÃas ideológicas, sino por realismo polÃtico. No sólo él es un outsider, su esposa literalmente es una extranjera y ambos forman una pareja que arrasará polÃticamente con las viejas élites demócratas. HabÃa una esperanza demócrata en Bernie Sanders (otro outsider) pero el viento soplo en otra dirección.
Los americanos negros, cansados de Obama y del creciente conflicto racial que los demócratas no han sabido frenar, probablemente no salgan a votar con tanto entusiasmo después de ver la incapacidad de su presidente ante la brutalidad policial contra los negros. Ya sabemos que los trabajadores blancos y amenazados por la globalización están del lado de Trump. La disputa está en la emigración, los latinos y las mujeres, y en ese terreno ya comenzó a ganar Trump.
Donald Trump sigue siendo la estrella ascendente en medio de una noche oscura que la izquierda norteamericana no ha sabido disipar.