El periodista Randy Alonso ha calificado de “ex-cubano” a un atleta nacido en Cuba, Orlando Ortega, que fue nacionalizado español a toda prisa para que pudiera competir en los juegos de RÃo. Randy, se expresó asi frente a las cámaras de la TV estatal cubana en el programa “La Mesa Redonda”.
Como es lógico, ya hay una reacción dentro de los exiliados cubanos, que no reconocen la Constitución de 1976 y mucho menos su artÃculo 32:Â
“No se admitirá la doble ciudadanÃa. En consecuencia, cuando se adquiera una ciudadanÃa extranjera, se perderá la cubana.”
La verdad es que aunque Randy literalmente sà tiene razón en lo que dijo según las leyes cubanas, no está claro entonces porque se le exige un pasaporte cubano para entrar al paÃs a los que adquieren otra ciudadanÃa. El periodista Randy no es culpable de esta contradicción y sencillamente se inclinó a una parte de la legislación.
Vamos a regresar al triste y vergonzoso espectáculo de un cubano despilfarrando el dÃa de su mayor gloria, envuelto en multiples colores Ibericos. Confieso que me asombra ver algunos compatriotas mÃos claramente despreciando su tierra de origen como si se tratase de algo inferior de lo cual hay que despojarse a tiempo. Cuba no es un mal hábito del cual debemos curarnos, ni una llaga asquerosa que hay que sanar. ¿Quién eres tú para menospreciar el privilegio que no luchaste?
No podemos leer lo más intimo de los corazones, pero al ver por televisión la forma en que el deportista agradeció entre lagrimas a España, sin tener el pudor de acordarse de Cuba y de los cubanos más allá del marco estrecho de sus amigos o parientes deja claro y concluyo, que no hay un espacio en sus sentimientos para la tierra donde nació. No creo que ésto tenga que ver con la izquierda o la derecha polÃtica, sino con el dinero y el éxito egoÃsta. El deporte como expresión nacionalista puede haber experimentado extremos en otros momentos y espacios, pero la verdad es que si un cubano no está orgulloso de ser cubano hoy, se le puede calificar de ex-cubano sin que eso deba escandalizar a los que si se sienten cubanos, tengan la ideologÃa que tengan.
Nuestro problema hoy es ante todo un problema de identidad y amor por el hogar nacional. Cuando un cubano emigra y llega a las sociedades opulentas, no está obligado a recordar las prestaciones del sistema socialista cubano. Se trata de un asunto moral, no de memoria sentimental. ¿Cuántos miles de profesionales han aprovechado la educación superior en Cuba para mudarse luego al capitalismo? La cultura de codicia promovida por un sistema que ya es global, está diseñada para seducirnos a todos. Las ilusiones materiales y de realización personal están primero que todo, desde deportistas hasta doctores. Quizás, el profesional sepa ser más hipócrita y no cometa el error de ser tan sincero como Orlando Ortega que despreció su propia bandera al decir: “Me dieron la de Cuba (la bandera), pero estaba buscando la de España como un loco” y también: “Estoy muy orgulloso de haber puesto el nombre de España bien alto”.
No es nada personal contra España, por favor, ¡Escobar y Tubella estuvieron en España durante siglos! Lo que recuerdo muy bien, es a tantos buenos cubanos que derramaron su preciosa sangre por la libertad y digo que el amor no se mendiga. Dejemos a Ortega que ame todo lo que quiera a la monarquÃa española, y seamos más realistas a la hora de gastar recursos nacionales en formar atletas, para que los extraños no se roben más lo nuestro.
Piensen lo que quieran de mi los vende-patrias, pero estoy convencida desde lo más profundo de la médula de mis huesos, que todos veremos cuan prestigiosa será la nacionalidad cubana. Rianse, que estoy apostando a eso.