Anoche estuve a las puertas de la barbarie. Fui totalmente vestida de negro a la calle 8, frente al restaurante y cafeterÃa Versailles donde algunos cubanos celebraron la muerte del lÃder revolucionario, Fidel Castro. Me pareció macabro. De todas formas preparé un pequeño reportaje para ustedes que pronto estará disponible. Pague el precio de querer hacer periodismo en medio de la barbarie. Me gritaron e insultaron como era de esperar, aparte de que muchos me lanzaron miradas de enojo pues obviamente algunos no deseaban mi presencia en su momento de triunfo. Un triunfo relativo por supuesto, pues aún somos una especie mortal y Castro sobrepasó la expectativa de vida en los Estados Unidos. Fidel Castro no fue derrotado en un campo de batalla, ni fue condenado en un tribunal, asi que no es victoria ese carnaval polÃtico. Dos hombres incluso me retaron a que los acompaña,, insistiendo que me separara del medio de la calle.
Ya todos sabemos el tipo de “democracia” que quieren llevar a Cuba. Si les preocupara el futuro de Cuba, uno viera debates, discursos o cualquier preocupación cÃvica colectiva. Yo sólo vi bailes, borrachera y una despiadada alegrÃa propia de salvajes. Todo de muy mal gusto. Pobres de los cubanos si les cae esta derecha desalmada encima. Se están burlando del luto de millones de cubanos en la isla.
Mientras algunos exiliados hacen fiesta de la muerte de Castro, mayor numero de cubanos en la isla lamentan la perdida del comandante. ¿Puede este pueblo reconciliarse? Anoche entendà que la mayorÃa en esta costa estadounidense, nunca lo hará.