El viernes pasado cenamos pescado y vimos un film de los años 60 del samurái japones Zatoichi. Los viernes por la noche mi familia se desconecta bastante del mundo y como nadie me llamó por teléfono, dormí profundamente toda la noche. Temprano en la mañana, y Dios es testigo de esto, guardé debajo de mi brazo un pequeño libro que una bella familia cubana en la isla hizo llegar a mi. Era La historia me absolverá de Fidel Castro. Sólo me quedan las últimas páginas por leer al final del libro, llevo meses por terminarlo pero aunque he leído otros libros por el medio, ese folleto viejo que ha perdido hasta la caratula aún queda como un articulo pendiente que guardamos para después.
Estaba abriendo el termo para servirme un poco de té (uno de los pequeños placeres que más disfruto en mis sábados de paz), cuando mi hermano Josh se me acerca con un pequeño radio portatil en las manos y con una incrédula curiosa expresión en su rostro. Me contó que en la radio estaban hablando sobre la vida de Fidel Castro y había deducido que tal vez el líder Revolucionario había muerto. Busque mi Ipad y en la portada de CNN estaba la fotografiá en blanco y negro del barbudo comandante. Ya no estaba entre los vivos.
Sintonicé la televisión de la isla (por satelite) y observé que un conocido conductor se hallaba según mi criterio de muy buen humor para la situación de que hubiese fallecido Fidel. Aunque la cobertura del duelo nacional de 9 días se extendió a los otros canales estatales y reconozco el trabajo de esos cientos de periodistas, en especial quienes luchan detrás de las cámaras en el anonimato.
Sin embargo, tenia la correcta sospecha de que algunos algunos trabajadores del medio, ya van mal-interpretando la ausencia del líder histórico y comienzan a tomarse libertades o espacios que no les corresponden. Claro ejemplo es como tan recientemente 3 periodistas cubanos se han envuelto en un pequeño escándalo acerca del mal uso del saludo “buenos días” en medio de un luto nacional, y llegar a ofender con amargura y malas palabras, al cantautor Silvio Rodriguez, que rechazó el calificativo de ser un “buen día”, en medio de un supuesto error técnico que hizo salir al aire lo que se discutia entre los periodistas. Yo no creo en este tipo de “accidentes” en los medios, y me parece uno de esos trucos comunes en los tiempos de la Glásnost soviética.
De noche, me fui a la calle 8 en Miami para ver con mis propios ojos la parranda que algunos cubanos habían armado frente al Versailles y que la prensa mundial no perdía el chance de revelar públicamente. La policía había cerrado la calle y estacionar nuestro vehículo fue un clásico tormento urbano idéntico a los grandes eventos festivos como los conciertos o juegos de pelota. Como tal, muchos mercaderes locales lucían sus productos patrioteros en varias esquinas y no dudo que las ganancias fueran extraordinarias.
Deliberadamente fui vestida de negro, de pies a cabeza en solidaridad con el pueblo cubano y su luto nacional. No faltaron miradas hostiles. Hubo censura en algunos ojos al bajar la vista y sospechar que mi atuendo era efectivamente de luto y también hubo agresión verbal, tanto que de casualidad una ofensa en particular gritada vulgarmente contra mi persona quedó grabada en nuestras cámaras. Interpreto ese fervor como una confundida percepción de los hechos. Los exiliados políticos e inmigrantes económicos de Miami que se regocijaron con la muerte de Castro, no han obtenido absolutamente nada.
Piensen por un momento. ¿Que en particular ha ganado Miami ahora mismo? Fidel Castro lleva más de una década fuera de las funciones reales del estado; no tenia ya cargo alguno. La sociedad lleva años preparándose mentalmente para lo inevitable. No olviden que varias veces anteriormente hubo rumores sobre su muerte y eso creo que acostumbró a muchos al tema de su mortalidad. La dirección política del país sigue intacta. El ejercito vela celosamente por la soberanía del país y otras instituciones seguirán funcionando como antes.
Entonces, ¿cual es el motivo de la fiesta? Por más confundidos que se encuentren, es un error ético y político confundir la biología natural con una victoria. Confusión sin embargo, habrá en ambas orillas y no dudo en que algunos elementos traicioneros deben estar aguándose ya la boca con la posibilidad de darle riendas sueltas a su codicia, pero no habrá libre licencia para devorar a los cubanos más vulnerables.
Fidel Castro fue tan autoritario, mesiánico e internacionalista tal y como quiso el pueblo cubano, y muchos del exilio histórico están muy consciente de este hecho contundente. Fidel no hubiera sido nadie jamás, si no fuera por el apoyo ferviente de su pueblo. Si no fuera por esos millones de seguidores, unos más callados y otros más exaltados. Sus seguidores estaban hartos de las injusticias de aquella época lejana y firmaron a nivel espiritual y legal, un contrato social.
Tanto duró el proceso revolucionario en nuestra breve historia, que será imposible remover su profunda influencia. Ya no es una opción. Ademas, la mayoría de los cubanos no están dispuestos a renunciar a esos beneficios que tal parecieran son tan indispensables como el propio aire. Muchos aspectos de la vida cotidiana en Cuba se dan por sentados como la única forma de hacer las cosas porque los métodos de la revolución ya son vistos como vida normal. Esta es la razón por la cual tantos exiliados históricos nunca llegan aceptar a los “nuevos” cubanos que llegan a Miami, porque aunque critiquen a Fidel o desprecien su país , la simulación de perseguidos no convence.
Algunos fueron militantes comunistas en Cuba, pero después de la caída del muro de Berlín cambiaron de bando y ahora son militantes de la extrema derecha en Miami y le transmiten a sus hijos esos contravalores. Triste escenario de intolerancia y falta de piedad humanista que inculca maldades en edades muy tiernas.
El cubano renegado podrá adoptar otra bandera, pero el cuño de la Revolución jamás sera removido. Sus costumbres comunitarias medias socialistas, el vocabulario y hasta el tipo de corrupción los distancia del antiguo exiliado político. Habrá que trabajar con el cubano de ahora, ese que quiere seguir consumiendo una corriente eléctrica subsidiada, no trabajar como el alemán pero consumir como el estadounidense y gozar de la vida como la hace el brasilero. Tendremos que recordar que ningún sueño sera posible si nos asesinamos como en El Salvador u organizamos ilícitamente como las mafias de Sicilia. Por eso, tenemos que seguir construyendo un modelo propio, libre de injerencias y sostenible a partir de nuestras costumbres culturales. Si un jovén quiere tener lo último en tecnologías sin trabajar duro, dirige su vida al fracaso.
Aquí les comparto el video que capturó la descontrolada faena festiva de algunos cubanos que esa noche entendí, nunca se reconciliaran con los de la isla. Seguiré abogando por un mayor entendimiento entre nosotros pero mi fe esta puesta en aquellos valientes individuos que separan a un lado sus intereses personales, su ego y sus deseos, con tal de aceptar mejor la decisión de las mayorías que también merecen ser felices. En el vídeo comparto mis impresiones y una breve opinión sobre el legado de Fidel Castro.