Mi abuelo Gabriel Tubella “Pipa” y yo con alas de aluminio para representar la mariposa de ” Los Zapaticos de Rosa” de José Martí, en 1989. Recuerdo que un soldado regresaba de servir en África y en el barrio se había organizado una fiesta de bienvenida. Lo recuerdo perfectamente.
La noche anterior a la muerte de Fidel Castro soñé que mi abuelo había fallecido. Mi distraída abuela en el sueño parecía extrañamente de buen humor y me explicaba los detalles del funeral y del entierro como un asunto distante. Tuve que deducir lo que había sucedido el 23 de noviembre, mientras estaba ausente en un evento de izquierda.
Me pongo a descifrar el sueño… y recuerdo que me dolió enormemente tener que conectar los puntos en medio de su aparente des-conexión; Su muerte no le había afectado personalmente. También recordé que para descifrar el significado de todo, se me dijo en el mismo sueño que buscara el significado de un huevo duro. En el judaísmo ortodoxo, es considerado como un alimento de luto. Dado que el huevo es redondo, también representa el círculo místico, interminable de la vida y la muerte. Siendo yo de una naturaleza altamente supersticiosa (como resultado lógico de estar rodeada de fenómenos extraños e ilógicos), tomé el sueño literalmente e hice que mi madre llamara a su padre en Cuba para decir un último adiós … por si acaso. Nunca se sabe y no hacer nada, podría atormentar mi conciencia para siempre.
A través de las lágrimas y con una voz temblorosa mi mamá hizo precisamente eso. También intenté entregar un adiós sincero pero alegre, comunicando lo mucho que lo amaba y que todavía apreciaba sus desayunos de cinco estrellas de una tortilla con trozos de plátanito. Mi abuelo, un huérfano descendiente de inmigrantes catalanes que se negaron a morir en Marruecos durante la supresión de los rebeldes Bereberes en la guerra de Rif, siempre ha sido una persona muy reservada que aceptó en silencio nuestras demostraciones de cariño sin previo aviso, con su habitual austeridad. Al día siguiente, la muerte de Fidel Castro fue la anunciada por su hermano Raúl en la televisión. Mi verdadero abuelo todavía está bien, pero ese otro abuelo en otra familia ha fallecido. Una vez más mi interpretación de los sueños fue demasiado literal.
Mi abuelo materno fue un disciplinado obrero de la construcción toda su vida, que ayudó a modernizar las zonas rurales de Camagüey, proporcionando acceso a agua potable a cientos de personas mediante la perforación de profundos pozos (las sequías son muy común en Cuba). Montaba su bicicleta al trabajar al amanecer, trabajaba con maquinaria pesada y compleja bajo el ardiente sol caribeño, que ardía hasta curtir profundamente su piel blanca y castigaba su espalda musculosa de levantador de pesas. Un hombre de moral incorruptible, eventualmente supervisó proyectos enteros de construcción (el contrabando de materiales de construcción siempre ha infectado los sistemas socialistas) que proporcionó apartamentos decentes y modestos a aquellos que no tenían un hogar.
Después de una cena pesada (su amor por la buena comida muchas veces lo impulsó a prepararla él mismo), o veía algo en el televisor soviético o se sentaba en un balance en su pequeño portal. Recuerdo vagamente como me duchaba temprano para poder unirme a él en esas rutinas. Nos sentábamos juntos en silencio para mecernos mientras veíamos pasar las peatones.
El viejo balancito que solía ocupar junto a mi abuelo, había anteriormente pertenecido a mi madre. Los balances son vitales en la cultura cubana.
En Miami (hogar de la comunidad cubana más grande fuera de Cuba) mis compatriotas son llamados “zombis que no saben lo que quieren” cuando se les descarta como victimas pero insultados con los peores adjetivos (cobardes, asesinos, masoquistas, plebeyos ignorantes, etc.) cuando se les juzgan como culpables de apoyar su propia Revolución. Aquellos que ocultan su profundo e irrazonable odio al pueblo cubano detrás de un sospechoso fervor anti-castrista, ofenden a los ciudadanos honestos todo el tiempo, pero en realidad la mayoría nunca volverá a construir personalmente un país mejor (sin la ayuda extranjera dirigida a la subversión). Las élites internacionales y financieras tampoco han tolerado la libre iniciativa de Cuba, porque disputan su hegemonía en este mundo globalizado. Desafiar las probabilidades poderosas es una virtud. La calumnia o el ciberacoso barato nunca podrán robar a un pueblo su destino, y Cuba será un día uno de los lugares más prestigiosos de la Tierra. De esto estoy segura.
Como empleado modelo, Tubella se convirtió en el jefe de su sindicato para representar las demandas de sus compañeros de trabajo ocasionalmente disgustados, pero como miembro eficiente del Partido Comunista, también representó la ley y el orden en el lugar de trabajo. Lo que podría parecer contradictorio fue en realidad un signo de cómo estaba en contacto con la fuerza laboral y sus necesidades intrínsecas. Como prueba de esa unión armoniosa era cuánto era amado y respetado por sus compañeros de trabajo que harían todo lo posible para llamarlo y visitarlo a lo largo de los años, incluso después de su jubilación.
Hizo guardia en noches de insomnio como jefe de la vigilancia contra la delincuencia en el vecindario, una rama separada del CDR o “Los Comités para la Defensa de la Revolución”. La gente confiaba tanto en el, que le pedían que les guardara su dinero cuando no confiaban en ellos mismos y necesitaban una cuenta de ahorros mas humana. Constantemente a cargo y en control de las riquezas públicas y privadas, nunca robó ni un quilo prieto ni una botella de aceite, ni cobró por sus servicios amistosos a la comunidad.
“El Cata” o “Pipa” como lo llamamos, Gabriel Tubella preparaba el café cubano de la manera tradicional durante el período “especial” cuando la Unión Soviética desapareció y la economía casi se derrumbó. Durante ese difícil tiempo, los Estados Unidos sólo reforzaron las sanciones de Embargo con el fin de empujar a la gente sobre el borde en una desesperación total.
Un día mi abuelo se convirtió en un soldado y fue enviado a Angola. Sobrevivió a la guerra salvaje sin signos postraumáticos y regresó con un bonito pañuelo y unos collares de cuentas. Gabriel Tubella nunca conoció a su madre, perdió su única hermana frente al cáncer, parientes enteros fueron exterminados por la tuberculosis y su medio hermano fue consumido en un accidente de fuego. También fue estafado y perdió una casa que construyó con sus propias manos. Parcialmente desheredado, fue separado de su única hija (mi madre) en 1994.
La cantidad de sufrimiento que ha vivido podría destruir a esos modernos copos de nieve pero él sólo se encoge de hombros para deshacerse de los problemas. Juntas sus ásperas manos con fuertes palmadas y con una sonrisa va creando bromas de la nada. Aunque brutalmente realista y directo cuando habla, es un optimista incurable. A ganado tan poco en este mundo y le han quitado tanto. Sin embargo, vive cada día con una fuerza nada fastidiosa y estoy orgullosa de compartir su sangre y apellido. Es un testimonio de la resistencia cubana. Hay una fuente abundante, pero sin explotar de heroísmo cotidiano allí. Aunque se ha puesto a prueba en situaciones extremas, muchos han fallado y cambiado de bando en medio de la batalla, pero he descubierto que el verdadero nacionalismo cubano es una semilla persistente y endémica a la isla.
Conozco todas sus historias de guerra en Angola de memoria. Una de esas era la del muchacho hambriento que venia al campamento para pedir pan anunciándose como “Tubella, aquí está pan-duro”. La más escalofriante fue la de la bomba que explotó al lado de el lago, donde decenas de mujeres y sus hijos fueron volados en pedazos mientras lavaban la ropa. El enemigo había detonado la bomba y los soldados cubanos llegaron después del ruido, pero ya era demasiado tarde y toda la arena y vegetación estaban cubiertos de sangre. Allí vivían muchos campesinos pobres que no entendían lo que ocurría y seguían preguntándole con aparente desasosiego:
“Nos gustan mucho los cubanos por ayudarnos a ser libres, pero ¿cuándo regresarán los portugueses?”
Medallas de mi abuelo Tubella, junto a la “chapa” con su número identificatorio como soldado en Angola
Muchos temían tanto a los portugueses, que no se atrevían a confiscar los bienes o propiedades de sus antiguos propietarios e incluso protegían su ganado. Estas personas necesitaban ser libres, incluso si algunos aún no estaban seguros de que estaba permitido.
Muchos cubanos perdieron la vida ayudando a varios pueblos de Africa. Algunos regresaron traumatizados o físicamente discapacitados, pero aquella era otra época. Atascados en medio de la guerra fría, Cuba estaba a la izquierda, promoviendo la justicia social en los países dejados atrás como patios secundarios de segunda categoría, de los Estados Unidos u otras colonias rezagadas que eran utilizadas para extraer materias primas. Aunque es una isla del tercer mundo sin recursos naturales ni industria de ningún tipo, el largo brazo internacionalista de Cuba ha sacado de miserables condiciones de vida a quienes nadie se molestaba por curar. Ofrecen becas universitarias a aquellos que no pueden pagar en sus países de origen e incluso ayudaron a casi 3 millones de personas a recuperar la vista bajo el proyecto “Operación Milagro”. Es verdad que está agotada la economía de Cuba, pero ¿no debería servir como un ejemplo de cómo debería ser la verdadera solidaridad entre las naciones?
Se escuchan muchas frases pegadizas desde derecha y numerosas discusiones en Facebook que se jactan de la “dorada” Cuba de Batista, pero todos esos “brillantes” logros de televisores de colores y magníficos automóviles pertenecían a sólo unos pocos mientras el resto de la población vivía en pobreza y humillación nacional. El mundo occidental vivía una prosperidad escandalosa durante la expansión económica posterior a la Segunda Guerra Mundial, pero en Cuba sólo las élites tomaron una tajada de esa riqueza. Probablemente sueno ya como una joven más de izquierda, pero me tomó un tiempo entender la complejidad de la corta historia de Cuba y su relación con Estados Unidos, especialmente por haber llegado a este país bajo una visa de refugio político.
Mi padre en su juventud (a mediados de 1980) trató de impulsar reformas dentro del sistema cuando la censura política era severa gracias a la hostilidad de Estados Unidos. No olvidemos la increíble guerra biológico-química de la CIA contra la desprevenida población cubana. Se deseaba un escenario de niños enfermos con gérmenes y virus. Es la misma táctica inmoral de Winston Churchill dirigida a las poblaciones civiles en Alemania.
Estoy orgullosa del coraje de mi padre en defender sus creencias sin ayuda extranjera, pero no puedo negar que mi padre fue arrestado bajo Fidel. Sin embargo, es muy probable que esté vivo hoy gracias a Fidel. Demasiado joven, ingenuo y fuera de tiempo, su bolchevismo nacional no fue bien recibido y fue confundido por un agente infiltrado. Le preguntaron en varias ocasiones si había viajado al extranjero. La Seguridad del Estado bajo el “Ministerio del Interior” tenía un nuevo administrador y este nuevo jefe quería ganar méritos para ganar la confianza de Fidel, mostrando al grupo clandestino de mi padre de forma desproporcionada. Poco después de las noches de dormir en una pequeña celda, mi padre confesó querer asaltar una emisora de televisión local aunque no tenia ni una sola arma de fuego y sabía que la emisora no hacía transmisiones en directo. La historia fue pareciéndose demasiado a un asalto famoso en la Cuba de Batista, llevado a cabo por José Antonio Echeverría.
Un grupo misterioso de jóvenes oficiales se aparecieron un día en la prisión para entrevistar a mi padre sobre el caso. Ellos hicieron preguntas muy específicas y se comportaron profesionalmente. Trabajaban para la dirigencia política y habían venido de La Habana para grabar con cámaras de vídeo las respuestas de mi padre. En algún lugar de una oficina oscura y polvorienta, están esas cintas históricas de mi joven papá respondiendo preguntas. Espero ver esos vídeos algún un día.
En respuesta a los problemas diarios, un dicho común en Cuba dice: “Fidel no sabe de tal cosa”, de lo contrario, lo arreglaría. Justo debajo de su nariz, un posible golpe de estado estaba siendo elaborado por estas personas ya poderosas por la corrupción (es mi interpretación personal del famoso tráfico de drogas, prueba de Ochoa-Abrantes). Sus hombres más confiables lo estaban traicionando, pero aún así por poco Fidel escapa de la atrocidad de ejecutar a un hombre inocente; mi padre.
Muy poco tiempo después del encarcelamiento de Reinaldo Escobar, el mismo hombre que se había sentado arrogantemente ante él en un glorioso uniforme, como el poderoso jefe de un prestigioso servicio secreto en alianza directa con la KGB de la Unión Soviética, José Abrantes Fernández, perdió todo lo que tenía. El hombre que personalmente confiscó una de las pinturas surrealistas de mi padre (¿Seria un fan del arte moderno?) fue retirado del poder en 1989 junto a Arnaldo Ochoa y murió en su celda solitaria.
La retirada de similares personajes como Lage y Roque años más tarde, nos recuerda que las acciones de un líder son tan importantes como las de sus funcionarios más cercanos. Un líder siempre debe ser muy cauteloso con la compañía que mantiene. Realmente creo que la negligencia o la distracción es una culpa, así como no saber distinguir mejor entre los hombres honestos y los rufianes.
Si el liderazgo político no hubiera dado la orden de liberar a mi padre, yo no existiría ahora, ya que el fiscal provincial pedía la pena máxima (muerte por un pelotón de fusilamiento) por ser el líder del grupo secreto. Seguiría siendo atormentado de pesadillas de ser arrestado de nuevo durante varios años después. La cura fue regresar a Cuba después de 15 años de exilio en el 2008. Las pesadillas y los sentimientos de persecución desaparecieron del todo.
¿Qué tal mi otro abuelo del “26 de julio”, que pasó toda su vida ayudando a construir una Cuba mejor? Ya ha fallecido pero fue una pieza importante del rompecabezas de nuestra historia, como los otros miles de revolucionarios sin nombre. Él lo dio todo y nunca recibió ni esperó nada a cambio. Al conspirar para derrocar la dictadura violenta de Batista a través del sabotaje urbano, los secuaces de Batista lo condenaron a una muerte lenta y dolorosa a través de la tortura. Yo tampoco habría existido. Cuando descubrieron que era el hijo de Orhvilio Escobar, un caballero respetado que participaba públicamente en la política (había asistido de primera mano con su esposa a la firma de la legendaria constitución de los años 40 y apoyaba la candidatura de Márquez Sterling), lo arrojaron como siempre lo hacían con jóvenes inocentes. Para ser justa e imparcial, en las futuras prisiones de Fidel nadie sería torturado físicamente como en los tiempos de Batista. Cuanto más, los prisioneros han sido sometidos a privación de sueño, terror psicológico o confinados a pequeños espacios, lo cual es incorrecto pero no impresionante en comparación con cómo los Estados Unidos tratan a sospechosos musulmanes detenidos en Guantánamo.
¿Acaso también estaba equivocado al querer que su Cuba fuera soberana y libre de un imperialismo abusivo y capitalista que pisoteaba y escupía con una risa cruel sobre la dignidad de la nación? Estos son sólo dos hombres, entre miles de hombres y mujeres que renunciaron a su juventud, ingenio, fuerza, inteligencia y valor en la construcción de un país respetuoso donde otros, algunos sólo veían bares de casinos, burdeles y baratas cañas de azúcar. ¿Cómo puede uno concebir un retiro? ¿Cómo puede un descenso reaccionario que vuelva a degradar y esclavizar a Cuba, ser seriamente promovido ?
Para superar la grave crisis del “período especial”, Cuba se abrió a un tipo de inversión extranjera en la industria del turismo, mientras la administración de Raúl Castro se ha caracterizado por reformas profundas que van desde la inmigración hasta la economía. A veces se prueban con prudencia las aguas para ver si una cosa nueva funciona o no. Es natural dar a los conceptos radicalmente nuevos un primer ensayo para ver si se ajusta a las facturas, para ser probado de forma prudente.
Apoyo algunas reformas específicas, de la misma manera en que mi padre las quería en los años 80, pero no todas. Por más que todos esos nerviosos e impacientes espectadores con hormigas en sus pantalones claman por más velocidad, sigo creyendo que el único camino a seguir es lento y constante. Las reformas más rápidas y descuidadas traerían el tipo de loco oeste más salvaje de Rusia por los años 90, y no quiero que mi abuelo pierda su pensión, por pequeña que sea, ni que le cobren cientos de dólares por una electricidad no subsidiada. Algunos funcionarios gubernamentales corruptos querrán presionar por reformas más audaces y privatizaciones, lo más rápido posible, ahora que el líder histórico se ha marchado, en un intento por establecerse como oligarcas, pero donde sus homólogos rusos lo lograron, fracasarán porque las circunstancias nunca son las mismas.
Medallas de mi abuelo paterno y viejas banderas del “26 de julio”
Si yo pudiera seguir en esos pasos, ya sea en los de Fidel o en los de mis abuelos, sería un honor. Creo que muchos en mi generación han ignorado ese llamado desinteresado para servir y crear. ¿Hemos nacido demasiado tarde para explorar este pequeño mundo, ya dominado por las grandes empresas? No, eso es lo que los burócratas represores de sueños o políticos políticamente correctos quisieran que pensáramos, pero me niego aceptar las cosas tal y como son. Claro está, no hay nada malo en conformarse a la simple felicidad cotidiana (soy culpable de compartir algunos valores conservadores) pero hay algo tan noble y puro en mantener viva esa motivación revolucionaria para arreglar lo que está mal y la fuerza para sostener lo que está bien.
Veredicto final sobre Fidel: era auténtico. No fue ese usual político de cuello y corbata, sino genuino con todos sus defectos y grandes sueños para luchar contra la injusticia en el mundo. ¿La Revolución sobrevivirá sin Castro? Sin duda que sí, pero sólo la esencia cruda de ese fervor nacionalista, en su forma más pura vivirá como ocurre a menudo con los movimientos a una escala mayor a lo largo del tiempo.
La lucha de Fidel estuvo marcada por un entorno hostil. Atrapado entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, tuvo que tomar un bando y la obsesiva e irresponsable interferencia de la CIA no sólo violó los derechos más elementales de Cuba a su soberanía estatal, sino que intentó asesinar al representante del pueblo 638 veces.
Mi abuelo (el del centro) en el Escambray combatiendo a bandas criminales de extrema derecha.
Cualquier movimiento inducido por extranjeros que no respete el flujo natural y flexible de la historia estaría provocando un descuido de nuestro propio libro hecho en casa. No gracias, agitadores violentos y buscadores de oro. Las cosas suelen mejorar con el tiempo, así que paciencia. Al igual que la forma en que una receta es perfeccionada después de varios intentos o la habilidad deportiva logra ser impecable después de algunos rasguños y moretones, el bien elaborado que todos compartimos en Cuba se está perfeccionando por cada nuevo borrador generacional.
De la misma manera en que un soldado puede armar un arma con los ojos vendados con práctica adecuada y viceversa, estoy segura de que después de muchas pruebas y errores tristes, el gobierno del pueblo sólo puede ir hacia delante desde aquí. ¿Quieren apostar?
***I originally wrote this article in english and published it a few days ago on Medium.com, here is the link to that:
“People of the Cuban Revolution”