El auge del nacionalismo en paises desarrollados del primer mundo viene como reacción a una Globalización mal construida que debilita las fronteras y como es lógico, tiende a ser de derechas. Ya les he comentado antes por el 2013 que: “La unión europea ha muerto y solo falta que se le haga el triste funeral”. Ayer Marine Le Pen, líder del Frente Nacional francés junto a Frauke Petry co-presidenta del partido Alternativa para Alemania, Geert Wilders líder del Partido de la Libertad holandés y Matteo Salvini líder de la Liga Norte italiana, anunciaron el “renacimiento de las naciones-estado”. Le Pen ha dicho:
“Estamos viviendo el fin de un mundo y el nacimiento de otro. ¡Es el regreso de los estados-nación!”
Para nadie es un secreto que soy nacionalista, así que no les oculto mi optimismo con relación a esta tendencia del momento, consolidada con la toma de posesión de Donald Trump en Estados Unidos. Algunos señalan ya que su discurso inaugural fue de corte fascista y miles de personas han realizado protestas que los grandes medios ya se han deleitado en reportar. Las guerras entre Donald Trump y la gran prensa no ayudan a la paz social y probablemente empujen al presidente a buscar nuevos aliados para la propaganda que necesita su mandato.
Creo que Trump cada vez se acercará más a los lideres religiosos y estos responderán reproduciendo su discurso ideológico. En campaña afirmó que lucharía por eliminar la Enmienda Johnson que separa la Iglesia del Estado impidiendo que los religiosos se involucren en campañas electorales. Los liberales por su parte han luchado en el pasado por que el IRS vigile el sermón de los pastores y censure a los religiosos cuando se involucren demasiado en política. Si alguien acusa a Trump de ser un nazi, debe recordar que el nazismo en Alemania era profundamente secular y nunca usó a las religiones como instrumento de propaganda nacionalista (cosa que si hizo el nacional-catolicismo de Franco en España por cierto).
Como siempre termino relacionando los temas con Cuba, quiero señalar que la Revolución cubana comenzó siendo nacionalista y terminó siendo socialista sin entrar en contradicción una cosa con la otra debido a las amenazas exteriores y a la voluntad popular. Hoy la Falsa Izquierda en Cuba (de caracter plattista), con inclinación patológica a convertirse en una filial del Partido Demócrata estadounidense, rechaza con todas sus fuerzas a Trump. No aceptan la voluntad popular en Estados Unidos y tampoco entienden lo que le conviene al pueblo de Cuba.
La Falsa Izquierda desprecia a los nacionalistas cubanos y lo disimulan con una militancia crispada a favor de los grupos LGTB, la guerra a la burocracia y la lucha contra la censura en Cuba desde posiciones intelectuales. Imitan al detalle el discurso neo-liberal del exterior, con la excepción de exigir grandes beneficios del Estado benefactor porque sencillamente, lo quieren todo. La Falsa Izquierda dice estar en contra de TODOS los nacionalismos, coincidiendo totalmente con el capital internacional, pero la verdad es que su destino es apartarse a un lado y dejar a la nación cubana continuar su camino natural.
NOTA: Como les prometí en el anterior video que compartí (espero que lo hayan podido disfrutar en su máxima resolución de 4K), ya les voy a ir preparando un video más explicito sobre el concepto de la Falsa Izquierda y porque siento la necesidad de señalarla cuando la veo.