Ser progresista hoy en día es muy cómodo y para empezar,está la impunidad que proporciona la palabra, porque si criticas a un “progresista” quedas automáticamente como ¡alguien contra el progreso!. Mayo del 68 en Francia es la fecha clave y representativa del fenómeno que lleva al estrellato una rebeldía que ya no es a favor de la clase obrera, !nooo! Eso sería demasiado marxista. La rebeldía sólo está autorizada hacia la autoridad, las tradiciones o la religión y a favor de otros sujetos que pueden ser lo mismo minorías que tribus lejanas siempre y cuando se les pueda vender a todos cualquier mercancía o servicio.
No estoy en contra del mercado. Me encanta el mercado y soy lo suficientemente sincera para admitirlo, pero siempre hace falta un freno a la codicia, sino la riqueza se concentra y todo se viene abajo. La Falsa Izquierda evita las confrontaciones directas con el gran capital y disimula esto defendiendo minorías, extranjeros o causas transversales. Como concierne lo mismo a los ricos que a los pobres, garantiza el éxito político a corto plazo, pero el tiempo ha pasado y ya se siente el agotamiento de la fórmula. El triunfo de Donald Trump es una de las señales de la final decadencia del modelo.
Por muy grande que sea la tentación de salvar el socialismo, Cuba no debe incorporarse a la Falsa Izquierda que agoniza por contradicciones internas en todas partes. Lo nacional y lo popular exigen una renovación del espíritu inicial de la Revolución del 59 y la brújula correcta nos orienta hacia el sujeto correcto que es el humilde campesino, el humilde trabajador, el humilde desempleado, el humilde intelectual. El sujeto es el pobre para el cual siempre se hizo la obra desde las guerras por la independencia nacional.
“Con los pobres de la tierra
Quiero yo mi suerte echar”
Aquí les comparto el Moderna más recién que se transmitió este domingo por los 99.55 kHz de WRMI.