Hace dos semanas que nos rozó el ciclón pero aún se sienten las consecuencias, como el rezago de algún mal olor que no acaba de esfumarse del todo. No tengo Internet y este hecho hace mis actividades en la web mucho más difíciles. De repente, colgar una simple foto o leer un correo es un verdadero lujo. A pesar de que mi compañía de conexión, el gigantesco AT&T ya me cobró este mes por un servicio ausente y como confiá en no tener verdadera competencia, ni se esfuerza en restaurarle Internet a quienes se resisten a la esclavitud de los contratos celulares para acceder online.
Yo aún no tengo teléfono inteligente y como minoría, a la poderosa empresa de AT&T no le importa restaurar mi tradicional teléfono e Internet de linea, que ya la han mutilado al trasladar el concepto estafador de “data” del mundo de los móviles a las conexiones antiguamente ilimitadas.
Sabiendo que un huracán de categoría 5 implica trabajo y desvelo—aunque sólo te suelte una lejana caricia desde la otra costa, traté de dormir lo máximo posible.
Durante toda la noche sentía entre sueños como la corriente se iba y volvía, hasta que explosiones cercanas se la llevaron del todo antes del amanecer, porque el monstruoso empresarial eléctrico de la FPL se niega renovar sus instalaciones antiguas. Durante toda mi vida, he visto como un simple aguacero hace explotar los transformadores antiques pero cuando la luz se va caprichosamente a cualquier hora y te funde un disco duro, eso no le importa a la FPL.Es triste como algunos clientes de esta corporación expresaron lastimosa servidumbre y agradecimiento a un servicio que no es gratis. ?Cuantos residentes de la Florida sufren silenciosamente, calor y oscuridad, por no poder pagar los exorbitantes precios del gigantesco monopolio de la FPL?
Si fuera gratis, estaría agradecida cuando a los 5 días de apagón, regresó la electricidad, pero mas bien estaba por la linea de: “¡Ya era hora!”
Aparte de los daños evidentes a tu propiedad y las evitables muertes accidentales, yo disfruto los huracanes al igual que lo hacia como cuando era niña; las fuerzas de la naturaleza impresionan y es sano reconocer su potencia para poner las cosas en su correcta perspectiva. Así que lo peor realmente es enfrentarte a la incapacidad de nuestra civilización para lidiar con las crisis.
¿Porque nuestras casas caribeñas están compuestas por materiales baratos de cartón y papel? El agua literalmente puede derretir tus paredes, los techos vuelan pero aún debes sacrificarte como un esclavo durante toda tu vida laboral para pagarle al banco en sangre y sudor una casita de cartón valorada en muchisimos miles de dolares.
La Florida no dispone de un clima naturalmente sabroso y aunque el calor se puede soportar, la quieta humedad te sumerge en la locura, más aún porque las casitas Miamenses están forradas de rollos de fibra de vidrio y carecen de diseños adecuados para la ventilación (piensen en un termo con tapa de cartón) así se conserva su temperatura durante horas. Todas las noches, miraba por mi ventana abierta—recién bañada en agua fría pero ya sudando—en pasmado horror como ni una sóla hoja de las plantas afuera se movía. Lo único que entraba sin fallar era el enloquecedor ruido de generadores baratos. Contaba 5 en total. Los generadores cuando son sencillos no sirven para aires condicionados pero como algunos no pueden desprenderse de sus televisores u otras pequeñas comodidades, circularon mi casa con vapores invisibles de monóxido de carbono. Las autoridades deberían prohibir su uso; han matado demasiadas personas y ofrecen muy poca utilidad.
Odio los generadores. Especialmente cuando el vecino lo coloca lo mas cerca posible de ti para así alejarlo de su propia residencia. Que otro sufra el monoxido toxico y el ruido constante 24/7. Como aquí la sociedad civil no está organizada, cuando se interrumpe el orden social de trabajo-tienda, es que se siente la ausencia de un orden comunitario natural y de respetuosa fraternidad. Aquí, nadie sabe realmente lo que ocurrió en cada hogar durante esos días de apagones.
La presencia policíaca sólo surgió horas después del ciclón. Circulaban diariamente tantos y diversos helicópteros por mi hogar que a mis hermanos les fue posible fotografiar cada modelo pero con tanto despliegue de Homeland Security no se pudo hacer respetar el toque de queda. Pasó un bombero gritando a portavoz algo que sonaba a querer imponer un curfew pero con mis propios ojos vi como hasta muy tarde varios automóviles decidieron ir de paseo y no respetar la ley (hubo saqueos). Los mismos automóviles le daban la vuelta a la manzana para darle uso a la preciosa gasolina por el cual habían hecho colas legendarias durante horas.
La sensación de desconexión total fue increíble. Por esos días, lo más importante era prepararse una comida nutritiva, tender las toallas mojadas y hacerte una idea de como anda el mundo remoto. Ahora que recuerdo esa semana, me parece que el tiempo se fue volando. Entre el hielo, ruido, Camiones de FPL y caminando por el barrio, todo fue muy rápido. ¿Será posible que lo pasé bien dentro de aquel dolor de cabeza?
Recuerdo que dibuje por amor al arte; algo que hace mucho rato que no hago. Si, incluso en medio de todas los problemas, estar vivo sigue siendo el regalo más valioso que Dios nos puede dar.
Estos adorables patos, al igual que otros animales, se agruparon para resistir el mal tiempo juntos como si nada porque juntos, todo se puede.