Mi tiempo en la TV local es muy corto pero alcanza para recordar deberes morales con los que quedaron atrás. Cuba y Puerto Rico necesitan una ayuda urgente que no debe ser politizada.
Cuba especialmente ha sufrido además del huracán Irma una tormenta política que afecta las relaciones diplomáticas con su poderoso vecino (Estados Unidos). No es humano acercarse a una tragedia pensando en pescar en rio revuelto una oportunidad política. Eso se parece al acto no ético de aquellos proselitistas que se acercan a la cama de un enfermo para aprovechar la transitoria debilidad y así sembrar creencias nuevas. Por muy tentador que sea, tratar de aprovechar las catástrofes naturales para tomar ventajas no es correcto.
Una vez apagadas las cámaras, como es usual, se aglutinó un grupo muy dividido en opiniones acerca del programa y fue ahí cuando una altamente polarizada discusión surgió. Una desconocida voz femenina me apoyó con todo la sincera pasión de que es capaz una izquierda indignada. Mientras tanto una señora bastante empolvada gritaba que mi evidente juventud era un indicador de ignorancia e invocaba a Venezuela como prueba suprema del mal.
Yo creo que es cruel declarar sin pruebas que Cuba envía “espías” en forma de doctores a Puerto Rico, donde la propia alcaldesa de San Juan asegura hay ciudadanos bebiendo agua de los arroyos en esta crisis humanitaria. También estoy muy consciente de que mi pobre Cuba está al borde de otra catástrofe si no repara a tiempo sus cadenas hoteleras antes que se expiren los dos meses previos al turismo de fin de año.
Sin turistas ni cultivos propios en pie, diplomáticos estadounidenses evacuados por razones misteriosas y una deuda externa que debe pagarse a pesar de sufrir sanciones el país, Cuba pudiera verse nuevamente sumergida en un periodo especial donde cada incidente será grabado por abundantes teléfonos inteligentes oportunamente sembrados por la moda y otras razones mayores. Yo confío en el futuro de Cuba, pero cuando se logren sobrepasar estos obstáculos y se mejore la economía, no dudo que para siempre habrá una memoria histórica sobre el hecho de que durante las “vacas flacas”, algunos cubanos trabajaron para empeorar la situación en la isla sin ningún tipo de escrúpulos.
Aquí les comparto un resumen de mi breve participación en América TeVé donde apenas hubo tiempo para debatir o abordar todos los temas planeados, pero dentro del limitado tiempo pude más o menos comentar sobra las donaciones y la “crisis acústica”:
