DÃas tristes para la nación cubana. Familias que no pueden reunificarse, viajes costosos a Colombia para poder visitar a familiares en Estados Unidos y una normalización en pleno retroceso acompañada por la subversión de siempre.
Para los ciudadanos norteamericanos está prohibido comprar alimentos en ciertos lugares dentro de Cuba y hospedarse en ciertos hoteles. Es como si un ambiente de siniestra vigilancia acompañara a cada cubano-americano que se decida ir a Cuba a visitar a su familia. Cada viajero puede temer de su compañero de viaje, de una foto robada, de un malentendido a la hora de justificar en que gastó su dinero en la isla prohibida, y por supuesto la culpa de todo este terror cae con fuerza en esa extrema-derecha cubano-americana que usa su poder polÃtico para influir y para dar malos consejos al presidente Donald Trump.
La revolución cubana con todos sus errores siempre ha estado ahà sostenida por las grandes mayorÃas, y por algo ha de ser. Cuba antes del 59 sufrÃa de una sangrienta dictadura que entregaba el paÃs a las mafias y al capital extranjero. El proceso de liberación nacional desmanteló a un gigantesco prostÃbulo adornado con luces de neón que humillaba a todo pueblo, y eso explica la enorme resistencia que a lo largo de más de medio siglo ha ofrecido el cubano a los intentos subversivos de sabotear su proyecto colectivo.
Trump que no ganó el voto electoral en Miami, se siente en deuda con pequeños grupos reaccionarios que desean castigar a Cuba y comete un gran error polÃtico al alejarse tanto de sus votantes. Él continúa traicionando al ciudadano estadounidense que votó por él debido a su promesa de concentrarse en los asuntos nacionales, y de eso quise hablar a mis oyentes en el siguiente vÃdeo del programa Moderna por onda corta (9955 kHz y 59.50 kHz)