Es evidente que en la Cuba actual no existe el mismo entusiasmo e ilusión que a principios de la Revolución mantenía a raya a la gente del dinero y el abuso. Más de medio siglo de sanciones, de emigración y de corrupción interna han desmoralizado a muchos y el proyecto colectivo se desintegra en muchos fragmentos. Las razones son múltiples pero el resultado termina siendo el mismo: depresión holgazana que fácilmente puede adoptar la renuncia de la “fruta madura”.
Algunos de los “revolucionarios”, que ya no creen en el pueblo cubano, se empeñan en seguir por los caminos del ideal revolucionario imaginando que sería útil por un breve tiempo que regresara el capitalismo en su versión más cruda a Cuba. Si, leyeron bien, y les aseguro que varios ya me han mencionado la tesis como remedio para refrescar la memoria colectiva y provocar una nueva conciencia revolucionaria como reacción saludable.
Parte de estos individuos de “buenas intenciones” que no creen en las “masas revolucionarias de otros tiempos”, ya están en las redes sociales abiertamente apoyando a disidentes desacreditados. Oiga, ¡ tantos millones y la disidencia no logra nada en lo absoluto!. ¡Verdad que hay otros que si le tienen una fé ciega a métodos costosos, aunque no dan resultados, por ser malos negocios! Esta gente desanimada sueña poner en manos disidentes el control del Estado por un breve mandato (típicamente nuestros presidentes latinos no renuncian–son derrocados por el desastre) en su arrogante juego de ajedrez. Esperan ver desde una cómoda oposición de izquierda como la torpe disidencia fracasa y provoca el descontento popular y el rechazo al capitalismo. Hago la distinción entre los fríos calculadores queriendo la comodidad de la oposición y los frustrados queriendo darle una especie de castigo emotivo de venganza como queriendo decir: ¿Querías jugar al capitalismo? Toma el total desamparo y no vengas a mi llorando porque te cantaré el “cuéntame, como te ha ido…si has conocido la felicidad“.
Si le quitas a la ciudadanía las herramientas para mejorar su país, jamas volverán a ser libres, pues habrán perdido el Estado. Hay cosas que se pueden retornar a su original condición pero entregar la soberanía nacional, seria un juego irreversible. No siempre habrán guerrilleros en la Sierra Maestra que se enfrenten a los abusos de la extrema-derecha, y ya no somos una nación tan joven que digamos, para esos turnos arriesgados con el poder.
Este macabro deseo por experimentos antropológicos con la gente, brota de mentes ya atrapadas por el pesimismo y la contrarrevolución creanme. No importa cuan expertos sean en marxismo o en series televisivas como el desagradable “House of Cards” porque ya no son aquellos altruistas que luchaban por un mundo mejor, con o sin el apoyo del pueblo. Honestamente espero que ningún joven sensato esté pensando usar la oscura, caricaturesca serie de TV como guía de bobos para llegar al poder…lo mismo digo de “Juego de Tronos”. Es entretenimiento chicos, de traición, sexo y dragones, pero nada más. Cuando se deja de creer, el cinismo no debe ocupar el vació que queda. Estos “revolucionarios sin fe” están infectados por un virus llamado oportunismo y lo más probable es que simplemente desean un pedazo del pastel que la propaganda insinúa para los traidores.
Desde la distancia les digo a los compañeros que no tienen fe, que simplemente esperen y ya verán de lo que es capaz una nación que se levanta, o mejor aún, que se sumen a los que creemos firmemente en nuestro futuro colectivo con gran ilusión. Este fue el tema central del ultimo episodio de Moderna, transmitido por Radio Miami International y a continuación, se los comparto: