Acostumbrada a vivir con 5 hermanos, para mi los nenes son parte inseparable de la vida pero andando por las calles de Cuba, cualquiera se entristece al ver cuan escasos son los niños. ¿Donde estas, relevo de mis compatriotas canosos? Ah, verdad…no te dejaron nacer. Korea del Norte es más pequeña que nuestra isla y con peores condiciones de vida, y dispone del doble de nuestra población. Tu taza de natalidad desciende sin remedio. Cubano, ¿te olvidas que nuestra especie amortigua y disimula el problema inevitable de la mortalidad dejando sustitutos?
Al triunfo de la Revolución Cuba era un país repleto de juventud. El 60% de su población tenía menos de 16 años. Habían niños a patadas, y las escuelas que la Revolución hizo estuvieron repletas de un entusiasmo juvenil que contribuyó al optimismo general. Hoy los campos de la isla están llenos de escuelas bastante vacías en su mayoría.
Cuando la juventud cubana se preocupa más por consumir productos de empresas conocidas, en vez de comenzar los cimientos de una familia tradicional (aunque la propaganda de Disney diga lo contrario, solo hay 1 tipo de familia y ustedes saben como se logra en la naturaleza)…entonces ciertamente la nación entera tiene un serio problema. Si no conservamos nuestra herencia cultural y el cubano no se reproduce (no, la parejita de un niño y una niña no es suficiente), entonces no habrá ningún relevo y ciertamente la isla cambiara radicalmente de naturaleza.
No pretendo asustarlos, pero basta solo echarle una ojeada al pasado. Tu presente pudiera dar la sensación de durar para siempre, pero muchos pueblos han desaparecido de la faz de tierra y de ellos no queda ni una tumba. La modernidad actual se siente como un breve ciclo a punto de ser interrumpido por el peso de la realidad y si no creamos nuestra propia Modernidad, regresaremos a la barbarie por las fuerzas degenerativas de una actualidad que está olvidando todo aquello que ya habíamos aprendido. Si no está roto, no lo arregles. Aunque soy Revolucionaria, estoy consciente que nuestros hermanos socialistas atentaron contra cosas sagradas que no merecían ser derribadas. Claro, hablo desde la comodidad de un presente que puede juzgar los errores del siglo pasado.
Entiendo que el tema desagrada a quienes proponen una sociedad de carreras universitarias para todos, automóviles eléctricos y métodos anticonceptivos, pero siempre y tanto los viejos problemas no se resuelvan (mortalidad, desastres naturales, maldad humana, etc.), no podemos darnos el lujo de experimentar demasiado. Aquí les habla la Yadira conservadora, la que no quiere que Cuba pierda más tiempo o esfuerzo en adoptar modelos excéntricos del extranjero. Ya hay suficientes contradicciones internas, como el conflicto entre un socialismo de libros de textos y un capitalismo rampante en la calle. Sin una avanzada moral, el joven de hoy de ahora sólo se va a perder. Si no se queda enajenado en Cuba, pues emigrara.
El hogar nacional y privado, ni es una cárcel ni los hijos son un castigo. Occidente estará moribundo por sus propias enfermedades de la mente, pero el cubano no tiene la billetera que tienen esas potencias industrializadas. Me desagrada tener que escribir en estos términos tan crudos, pero esto es algo que debo denunciar: toda la promiscuidad que el liberalismo del siglo anterior promovió, resultó en la esterilización de muchos en la isla, que en estos momentos se encuentran en edades de reproducción pero no pueden hacerlo por las consecuencias del mundo real. No somos animales…
No voy a perder tiempo argumentando contra quienes me dirán que hay “demasiada pobreza” para tener hijos porque es una pésima excusa. Aquí supuestamente un bebe cuesta casi $300,000. Mas o menos el precio de una vivienda cómoda de clase media. Con comida básica y una educación elemental, lo demás es de menor importancia. Lógico, tomando a Cuba tal y como esta ahora este 2018, obviamente una mejoría de la economía resultaría en familias más grandes—pero sólo si entra el dinero paralelamente a la virtud. No basta una mejor economía. El mercado siempre te ofrecerá un yate más grande y por eso todo el dinero del mundo nunca es suficiente para quien no tiene sus prioridades en orden.
Somos latinos, así que al igual que los japoneses, nuestra cultura exige mucho del padre y si el hombre cubano no se siente empoderado, nunca tomara la iniciativa de construir un hogar. Paralelo a eso, si ese cubano no es un hombre honrado, entonces un magnifico salario se ira por la tubería hacia algún casino o burdel (no legales por el momento en Cuba). Algo similar ocurre con su compañera. ¿Puede surgir una familia donde la mujer acomplejada prefiere un pésimo trabajo que le permite comprarse una cartera, en vez de ser una decente ama de casa? Por supuesto que no. Nuestra cultura popular propone un desorden personal que atenta contra la familia y produce hogares disfuncionales. Una solida avanzada moral lograría crear un entorno sano donde matrimonios felices que respetan las leyes orgánicas de la vida y las normas sociales, crían en un entorno positivo, a los ciudadanos del futuro.
El tema de la juventud, la taza de natalidad y el sistema en general lo traté en el ultimo programa de Moderna, por Radio Miami International, que transmite varias veces a la semana por onda corta para un público internacional y en especial para Cuba. Aquí el link al ultimo episodio: