Si algo es evidente en el tema cubano, es que no disponemos de mucho tiempo para cometer errores en estos tiempos de cambios. Cualquier fallo (seas quien seas) pudiera poner en peligro el bienestar de miles de ciudadanos inocentes y no podemos darnos el lujo de equivocarnos en medio de una transición. Siempre he pensado que toda persona hace una diferencia, para bien o para mal y la propaganda enemiga sabe que tengo razón, por eso no discriminan al querer adoctrinar a todo ser disponible con ojos y oÃdos. Como mismo un desconocido puede marcarte para siempre con un gesto noble, la maldad es más contagiosa que la gripe de este invierno que nos robará miles de vidas en Estados Unidos solamente.
La nación cubana tiene vida propia, independientemente de todas las explicaciones ideológicas o académicas. Lo nacional o lo popular no debe ser desconocido. Sin embargo, en su afán por imponer visiones, a menudo la extrema-izquierda y la extrema-derecha desconocen los particularismos y necesidades de la auto-determinación. El noble concepto de la auto-determinación de los pueblos fue tan acertado, que en ambos mundos ideológicos encontró la idea fuertes promotores en Vladimir Lenin en la Unión Soviética, y Woodrow Wilson, presidente de EE.UU.
En el caso cubano tenemos a una lado a una derecha casi siempre exiliada y dominada por una nostalgia reaccionaria que le impide reconciliarse con los que viven en la Cuba actual, porque ni siquiera logra la unidad dentro de sus filas, y del otro lado, sobre todo dentro de Cuba, tenemos a dos tipos de socialistas en conflicto moderado; los que son parte del gobierno y del estado generalmente inclinados a la burocracia y el dogmatismo y por otro lado la izquierda de la izquierda experta en marxismo e inclinada al sectarismo.
Una guÃa segura en tiempos de crisis, de dudas y de incertidumbres sin lugar a dudas es la de situarse del lado de los pobres con sentido común y pasión humanista. Hay que tomar partido por la nacional, sobre todo al tener atravesados en el camino a un grupo de oportunistas ingresando en las filas de una disidencia mercenaria fingiendo ser una alternativa legitima cuando simplemente están al servicio de fuerzas extranjeras.
Finalmente, aunque el buen revolucionario debe siempre ser creativo a la hora de buscarle solución a los nuevos retos, por muy atrevido que sea no puedo dejar a un lado todo el sector envejecido de anteriores ciudadanos que dieron los mejores años de su vida al proyecto. Tendremos que vivir en una Cuba más rentable porque nadie nos va a mantener y el precio de la soberanÃa esta por las nubes pero mucho que cambiemos, los cubanos debemos marcar la dignidad de nuestros ancianos como prioridad nacional.
A esta hora, no se pueden cambiar las reglas del juego para perjudicar a los más vulnerables. No. Para prosperar, los jubilados no pueden ser entregados como sacrificio humano para que las cuentas económicas den. ¿De que valdrÃa ese hipotético aumento del PIB (¡no esta garantizado!) si es vendiendo órganos en el mercado mundial?Â