Nuestros Viejos

By Yadira Escobar on

Hablar de los derechos de la mujer en un mundo construido y regido por hombres hasta el día de hoy es muy complicado. No quiero entrar al divisivo asunto del feminismo (aunque hoy sea el día de la mujer) porque me preocupa el entorno real donde tantas mujeres con sus compañeros están pasando los últimos años de sus vidas. La mujer no vive sola buscando derechos en una gota de cristal sino en medio de comunidades que deben funcionar bien para que el sexo femenino pueda expresarse con naturalidad, nuestras abuelas incluidas, que como cubanas al fin, tienen mucho que decir con respeto a…bueno, ¡todo!

Hubo sus pillos que defendieron la causa femenina con el calculado objetivo de aplastar a sus contrarios masculinos y controlarnos a todos mejor. ¿Creen que las mujeres a llegado a donde está hoy en día porque se levantaron con el moño virado? No. Personalmente no me importa por cual oscuro motivo las élites se sumaron en algunas ocasiones a la emancipación femenina (¿tal vez para rebajar el salario al obrero?), aquí estamos y no hay marcha tras.

La ironía de la vida es que quien las élites pensaban que seria su esclava agradecida, se ha convertido en independiente de verdad y pretende arrasar con todas esas conspiraciones deshonestas. Se sabe que a la larga, una canosa mujer rebelde es muy peligrosa cuando usa su momento en el escenario para ayudar a los suyos y es ahí en ese momento cuando tratan de bajarle la cabeza a todas aquellas que temen. ¿Como? Con la cultura de odio contra la suegra, por ejemplo, para evitar la creación de matriarcados bien organizados, pues pone en peligro el control de los ricos sobre la sociedad política el ascenso de la mujer mayor. Observemos por ejemplo en la cultura visual esa imagen del anciano con barba canosa que todos respetan por su sabiduría y del otro lado la anciana que con larga cabellera blanca hace el papel de bruja o de loca. Una reacción casi trágica es el intento de algunas feministas de auto-calificarse de “bruja”. Vaya, es tan tonto como aquello de “nasty woman” cuando la fallida campaña presidencial de Hillary Clinton.

Generalmente nos gusta la paz, el entendimiento y la redistribución. Como mujer, tengo una inclinación natural a la idea re-distributiva y a la doctrina del amor. ¿Como ocultar algún suspiro de ternura? No se puede; uno es lo que es y mi corazón está con los más necesitados de Cuba. Esto no es una batalla entre los sexos, sino entre abusadores y abusados…los de arriba y los de abajo. No me parece bien que se abandone a los débiles, ni que se desampare a los ancianos y por eso insisto en que implantar el “Salvase quien pueda” en Cuba para impulsar la creación de riquezas puede hacernos caer en una barbarie capitalista.

Como no hay tiempo que perder si queremos una Cuba más prospera yo recomiendo la doctrina del amor que fomenta la unidad y el consenso. Un movimiento de ideas positivas que eleve el espíritu nacional y deje afuera a los disidentes asalariados y al inútil sectarismo de izquierda.

En el último Moderna mencioné el tema de los jubilados en Cuba y la necesidad de un nuevo orden que les ofrezca una mano firme en la generosidad. Literalmente no fue el asunto de las mujeres, pero como les dije, vamos a no dividirnos más que falta mucho por hacer.


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