No creo que Diaz Canel sea un títere débil. Todo lo contrario. Es más, solo con una progresiva acumulación de poder es que un político como Diaz Canel puede obtener dicho puesto. Antes de su inauguración, ya el hombre andaba conduciendo bastante el timón de ese Estado como vice-presidente, y un Raul Castro tan ansioso de retirarse, le ha facilidad ese crecimiento de autoridad. Es muy temprano para juzgar si será de beneficio para el pueblo o no, solo que debo señalarlo.
El día en que Miguel Diaz Canel fue declarado formalmente como el nuevo presidente del consejo de Estado y consejo de ministros de la Asamblea Nacional de Cuba, fui al canal de Mega TV. Me habían invitado a dar mi breve opinión sobre este histórico momento del traspaso del poder en la isla.
Como el opositor Antonio Rodiles se extendió demasiado en su segmento vía Skype—el y otro invitado del estudio entraron en discusión—entonces resumí mi mensaje a lo más esencial: que Diaz Canel cada vez irá obteniendo mayor poder. Claro, con cada pulgada extra que vaya controlando, tendrá que ir soltando en areeas no esenciales al poder, y es ahí cuando veremos un mayor apoyo a la comunidad LGBTQ para que los gays puedan entrar a la Asamblea Nacional de forma más simbólica , entre otras concesiones.
Como era de esperar, el otro invitado–Jorge de Armas–tenia una visión similar a lo que se dice en la emigración y para nada contradice lo que el nuevo presidente aseguró en el día de su inauguración. Encuentro curioso que casualmente, la linea editorial de la Habana en sus relaciones publicas coincida casi a la perfección con la linea anti-castrista de la emigración cubana, esto en política no es usual. La prensa oficial aseguraba antes y después del anuncio que Canel no seria un líder fuerte debido a las actuales estructuras del gobierno, los disidentes incluso afirman que Canel no podrá decidir nada por si mismo, y el propio Canel dijo ante el mundo, que Raul Castro será quien tomará las decisiones más importantes.
Yo no lo veo así.
Eso si, me da mucha gracia ver las criticas y quejas contra un Diaz Canel “puesto” porque si fuera al revés—un caudillo infalible de fuerza dictatorial—estarían condenándole con igual fervor. No se si sea la única motivación, pero tengo la impresión que este ambiente de traspaso de poder ha servido de aliento para provocar en unos cuantos cubanos el deseo de querer tomar un trono, que para muchos parece vacante después de la muerte de Fidel.
Aspirar a querer arreglar tu comunidad, tu país y el mundo, puede convertirse en una noble carrera como servidor publico (que conste, que servir es un honor), pero el escenario que se va armando para tomar a cualquier a precio el poder me provoca rechazo. Siempre hubo mucha especulación sobre el dichoso hombre que vendría después de los hermanos Castros y desde esta orilla, se gastaron millones de dolares (dinero publico y privado) con la aspiración de ocupar ese histórico puesto, pero no sucedió. Quizás por esa razón circulan aún en Miami tantas constituciones alternativas para una Cuba imaginada.
Espero que Cuba no regrese al pasado republicano de inestables gobiernos temporales ahora que Diaz Canel puede sorprendernos con atrevidas reformas probablemente de corte político, porque como les he dicho, las reformas políticas son más fáciles que las económicas.