Como no todo puede ser trabajo y sacrificio, he estado en el lugar más feliz del mundo en compañÃa de mi familia: la playa. Una playa solitaria ofrece la pintoresca serenidad digna de un filosofo o un poeta contemplativo que busca ante todo paz, pero no concibo poder disfrutar de la naturaleza de la forma en que me gusta, sin compartirlo con mis seres queridos. Creo que nos pusimos de suerte porque este video fue hace unos dÃas cuando los dÃas estaban soleados, y desde entonces no ha parado de llover en el Caribe. ¡Los quiero!
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