Quizás recordemos al 2018 como un buen año comparado con lo malo que puede venir el 2019. Nuestro mundo político es un barril de pólvora sobre el cual tenemos que meditar y re-pensar la política una y otra vez antes de que llegue el día malo. Yo no descarto una guerra global, un desastre humanitario y una violencia espantosa para el 2019, pero antes de hablarles sobre la terrible posibilidad de una Tercera Guerra mundial en algún momento del 2019 quise comentar sobre la democracia en la América Latina. Una nueva derecha supuestamente “libertaria” anda entre foro y foro brincando fronteras e insultando a los pueblos de nuestra América Latina con propuestas anti-democráticas. Son ávidos lectores de literatura libertaria de derechas en los Estados Unidos y es bueno desde Miami denunciar su carácter anti-democrático.
Hablan mal del populismo y proponen la dictadura de los jueces. Un despotismo del sistema judicial por encima de la voluntad popular es lo último que se les podía ocurrir a quienes se asustan de lo nacional-popular. No olvidemos la forma ultima en que los medios de prensa y el sistema judicial ha obrado en el sur. No olvidemos al preso político Lula Da Silva tampoco.
El activismo neo-liberal internacional hace campaña interna en México contra López Obrador a quien se trata de desacreditar hablándose mal del populismo y divulgándose la teoría conspirativa que acusa al Foro de São Paulo como fuente de todo mal.
La verdadera democracia es difamada porque pone en peligro los intereses de las oligarquías en América Latina, mientras tanto en la frontera sur de los Estados Unidos se ha separado a niños pequeños de sus padres y se ha hecho sufrir a las familias un método de control muy parecido al usado por los nazis. Al parecer los aguacate y los limones que pasan por la frontera encuentran menos obstáculos que la fuerza de trabajo que huye del capitalismo tercermundista y corrupto del sur.