Para empezar, no sospechaba que las cadenas de hierro macizo fueran a pesar tanto. TemÃa que manipularlas continuamente me pillara la piel pero por el momento tan solo me mancharon con polvo oxidado y al otro dÃa me dolÃan los hombros. Me compadecà de aquellos esclavos que sà eran atados con pesadas cadenas, porque una cosa es la idea sentimental de la compasión, y otra cosa es sufrir las marcas por tan solo una hora o dos de estar actuando como encadenada.
¿Te preguntas porque andaban con cadenas oxidadas?
Estuve preparando con mi equipo de Wild Montage un corto publicitario para darle promoción al mundo fantástico que hemos ido desarrollando en los últimos años y que me asusta como cada vez se ha ido volviendo realidad gracias al contemporáneo contexto polÃtico que nos rodea.
Libertad.
Es una palabra que se lanza a lo ligero, se repite hasta el cansancio y nos satura los sentidos. Propaganda a un lado, ¿Cuán libres somos realmente? Ya nadie nos ata al cepo luego de ser comprados como mercancÃa en subastas esclavistas, porque aquel modelo no era rentable antes que todo.
Por cuestiones de rentabilidad, es que hoy en dÃa existen diferentes tipos de servidumbre y no hay cosa más trágica que oÃr a un sometido rechazar toda predica de la verdadera libertad, porque se encuentra de lo mas cómodo en su jaula invisible.
“Rachel” es el personaje ficticio que llevo años representando, y como recientemente escribà su historia, he actuado como ella nuevamente para preparar una corto comercial, para presentarla al mundo. No niego que lo disfruté enormemente.
En estos precisos momentos se encuentra la grabación en producción, pero pronto lo compartiré con ustedes.