Definitivamente la nueva constitución es mejor que la anterior de 1976 pero como soy supersticiosa a la hora de dar mi consentimiento–mi palabra; mi apoyo, yo le aconsejo a los cubanos de la isla que lean atentamente cada pagina del anteproyecto de la nueva constitución, no vaya a ser que luego se arrepientan de haber aceptado a lo ligero apéndices del extranjero como la ideologÃa de genero.
Si hay tantos problemas propios, ¿porque apropiarse de conflictos ajenos?
Entiendo que Cuba necesita prestamos bancarios pero para acceder a esas tentadoras lineas de crédito (que hay que devolver con intereses) es lamentable que tengan que mutilarse. Lo más atractivo de mi Cuba es su prepotente rebeldÃa y la observo desde la distancia a ver si no traiciona su esencia Mambisa en medio de esa necesaria reforma domestica. Desde la izquierda y el centro, nos queda evidente que causas falsas como el matrimonio homosexual son cadenas impuestas por el orden mundial por diversas razones y ninguna es para complacer a la minoritaria y dividida comunidad gay. Serian ellos los más afectados si se desarrollara una respuesta popular lista a restaurar el orden tradicional.
Con la nueva “ley de leyes” vienen a legalizarse practicas contemporáneas pero también se crean nuevas costumbres como un mayor respeto por la propiedad privada y la discreta omisión de aquellos aspectos ideológicos que realmente se venÃan sintiéndose anticuados o desconectados con la nueva Cuba. ¿Me gusta el cambio? Obvio, quiero que prosperen, que se democraticen más aun y vivan en civilizada paz, pero sin adoptar una prótesis sintética que luego les pudiera causar vergüenza al no saber como deshacerse de ella cuando la moda pase.
Este y otros tópicos relacionados fueron mencionados en el ultimo episodio de Moderna, por onda corta.