Cuando el publico frente a Trump grita que una ciudadana estadounidense sea deportada—digo, una congresista—sea expulsada por sus ideas políticas del pais, veo traducida la frase que a mi me llevan años gritando por causa de mis declaraciones publicas algunos intolerantes. Esos me han querido expulsar de mil maneras diferentes de Estados Unidos pero el origen del bajo impulso siempre es el de excluir. Mis amigos más cercanos saben ya que hasta he aprendido a divertirme sin tomármelo muy en serio cuando una turba virtual compuesta mayoritariamente de inmigrantes educados en el extranjero me quieren botar de mi propio hogar.
Quizás incluso, si expresas tus ideas sin prejuicios sobre Cuba a ti también te la habrán dicho lo mismo, pero eso no legitima la despótica manía de querer enviar a la luna a todo el que te lleve la contraria en la política. ¿Es que ya caímos de cabeza en el tercermundismo gubernamental de bromear asesinando a nuestros rivales?
Se insiste en que esta ya es la innegable prueba del racismo del presidente, pero creo que más alarmante para todos seria el destapar publico de esa postura y no las creencias personales de alguien. En Estados Unidos el racismo es individual, nunca institucional, lo cual lo hace sumamente difícil de corregir, pues usualmente la gente es lo suficientemente habilidosa para ocultarlo y siempre y tanto no tenga manifestaciones sobre ninguna victima, es irrelevante a nivel de pensamiento. Obviamente el racismo es cruel y estúpido, pero ese no es el tema.
No suelo teclear en respuesta a las ocurrencias verbales del presidente, pues prefiero siempre juzgar por las acciones y no por las palabras que pueden ser un accidental hipo del momento por querer complacer el publico. Es como en el 2016 vi el infantil asunto del muro…que se sabia era tan solo teatro para la base hambrienta por circo electoral. Como Trump no pudo ni remotamente cumplir la promesa fronteriza, distrae con los abusos contra los niños inmigrantes en los centros de detención para mostrar algo de crueldad en forma de ofrenda a sus votantes que esperan mano dura contra los pueblos no-blancos.
Sin embargo, esta vez el paralelismo entre la popular dirección del Trompismo y la pobre retorica de los anti-castristas llama la atención. La derecha internacional astutamente sincroniza su lenguaje y acciones. Tanto, que a estas alturas pudiéramos alertar que la extrema derecha conspira para dominar nuestro mundo y por eso apuntan a la izquierda para desviar la atención. Clásico. Bromas aparte, realmente estamos ahora frente a la peligrosa normalización de una actitud marginal que si no se frena a tiempo, termina en exterminios de seres humanos al final de esa ruta intransigente.
Nuestro presidente no puede decirle a miembros del gobierno que regresen a sus países.
Antes que alguien recite la frase de Fidel Castro cuando la crisis del Mariel, les recuerdo que su “no los necesitamos” era en otro contexto, pues los Marielitos estaban ansiosos por salir de Cuba y eran mayoritariamente personas marginadas que no lograban insertarse al modelo socialista por sus estilos de vida y por lo tanto también algunos de ellos tuvieron problemas en EE.UU. Si quieren un paralelismo, es el sentir de Stalin cuando expulsó a Trotsky de la Unión Soviética.
El debate actual entre centristas (Biden) y socialistas (Bernie) dentro del partido queda disminuido ante las barbaridades neo-fascistas del otro bando que pretende cosechar toda la energía de un populismo asustado ante sus peores miedos.
Si, creo que Estados Unidos esta ante su peor crisis existencialista y culpar a los demás es un error histórico que traerá consecuencias irremediables. Deberíamos estar mirando hacia nosotros mismos para admitir la culpa. No, ni los Rusos realmente pueden contra nosotros con la aplicación de FaceApp ni el comunismo es una amenaza a nuestro sistema, sino la reacción ante las injusticias. Pretender ordeñar el odio hacia lo extranjero lleva hacia el ya conocido camino de los Nazis y aunque soy la demócrata más reacia a establecer esos vínculos, ante esta nuevo acontecimiento estoy obligada a condenar no el peligro de fallar, sino el hecho de que ya cruzamos el limite como país.
Las frases despóticas, arrogantes de “si no te gusta USA, regresa a tu país” era despreciable cuando un vulgar despido del debate político, pero altamente peligroso en la boca del hombre más poderoso del planeta. Si llevarle la contraria a la ideología del partido Republicano conlleva al perder tu ciudadanía, la NED no pudiera dársela de promotora de democracias en países como Cuba, pues la opresión política seria más asfixiante en Estados Unidos, la potencia mundial.
Tres de las cuatro congresistas mandadas a largarse de este país por criticar lo que anda mal, tal y como esperan sus constituyentes y seguidores, son ciudadanas de nacimiento y una fue naturalizada cuando joven. Es que el Trompismo sigue con la esperanzas de eliminar las ciudadanías automáticas por nacimiento? O es que Trump ignora que varias razas llevan siglos construyendo este país a la par de sus fans anglo-sajones? Si quisieran incluso ayudar a sus países de origen, que Trump criticó como desastres, realmente lo más inteligente seria entrar al congreso para así facilitar políticas exteriores que beneficien a Puerto Rico, por ejemplo, de donde proviene la familia de Alexandria Ocasio-Cortez. Debo aclarar que esto es un problema de principios no de simpatía particular hacia la conducta política de las congresistas. Los principios democráticos sufren una erosión grave si se toleran estas malas costumbres.
Para mi, que el capitán exprese públicamente que quisiera expulsar del territorio nacional…a nacionales…elegidas al gobierno legalmente, porque la crisis interna motiva a los votantes a probar su suerte con candidatos no-convencionales (fenómeno desesperado que benefició a Trump) es la prueba definitiva que estamos en el camino equivocado.
Debo añadir que el primer paso es querer expulsar del territorio a la oposición, y como no es practica la rutina de enviar a tus enemigos al exilio forzado donde pudieran fortalecerse, los regímenes autoritarios terminan eliminando la amenaza de raíz; la ejecución.