Pensemos en Cuba todo el tiempo y con fuerza, no vaya a ser que otros intenten decirnos como pensar al vernos confundidos e indecisos en tiempos de cambio. Nacionalismo del siglo XXI para cubanos que viven lejos de la Patria suena a contradicción para los oídos acostumbrados a ciertas mentiras del siglo XX, pero cada vez más será el sentimiento necesario para sobrevivir como nación en un mundo globalizado.
Bajo ciertas circunstancias, nuestra idea de Cuba puede llegar a transformarse tanto que podriamos perder la Patria sin darnos cuenta. Peor aún…sin que nos duela mucho.
Es verdad que de alguna manera los que vivimos fuera ya hemos perdido la Patria, pero esa situación puede empeorar. No tenemos ni idea de lo que es ver de lejos como nuestros hermanos en la isla pierden su soberanía. Eso ya le ha pasado a otros pueblos. Para entender mejor, pensemos en esa desagradable burbuja especulativa que ha subido el precio de las casas en Cuba a niveles no relacionados con su verdadero valor. ¿Cuantos de nosotros puede comprarse una humilde casa en la Patria? La fantasía de que una Cuba capitalista será oportuna para la diáspora cubana es un grave error. Sólo los ricos entre nosotros podrian aprovechar la racha y tener más Patria, y más y más… Es una posibilidad real, independientemente de si regresa o no la romántica Constitución del 40.
Al mercado no le importa la justicia. Pongo un ejemplo. Es una tentación saber que la Aduana de Cuba por ejemplo recaudaría millones de dólares en muy poco tiempo si permite importar medios de producción privados. El porcentaje del valor de lo que entre para ser usado o revendido inmediatamente pasaría al presupuesto del país y pudiera ser más rentable el socialismo cubano a corto plazo, pero también es verdad que todo en la vida necesita límites. Si TODO lo estatal se privatiza, aunque sabemos que será mejor administrado por privados, también es verdad que la riqueza producida saldrá del país más rápido que un pestañazo. A no ser que Cuba se vuelva el país más rico del planeta con los impuestos más bajos del mundo, que es la única forma de tener una burguesía “patriota”.
Cada vez que uno menciona la tarea colectiva de defender lo que es de todos de forma nacionalista llueven los ataques desde la izquierda y la derecha política. Un comunista se levanta y te dice chovinista y un burguesito te dice “agente castrista”.
La idea globalista tiene tanto peso cultural a estas alturas que hay algunos que se avergüenzan de amar su Patria en ciertos círculos. Son estos los que proponen que despreciemos a Martí. Sin hablar de esos economistas que nos quieren impresionar con ecuaciones matemáticas para arreglar los asuntos políticos con fórmulas de mercado.
La ilusión material de una restauración del capitalismo en Cuba para resolver los problemas económicos nace casi siempre de Miami y el particular “exito empresarial” de ciertos cubanoamericanos. Lamentablemente todo el EXITO de esas tiendecitas en la calle ocho y esos almacenes en Miami-Dade no puede ser trasladado a Cuba de forma realista porque es propiedad de la economía norteamericana en su conjunto. Los cubanos de ambas orillas nunca deberían olvidar, que su única propiedad real es la isla de Cuba y negociar la soberanía nunca ha sido un buen negocio para la parte más débil.
El anexionismo inconsciente que crece sin disparar las alarmas nacionales cuando se emigra y se es bien recibido por razones políticas se ha mezclado con la añoranza. Las riendas ideológicas del exilio fueron tomadas por una extrema derecha que nunca dejó de hablar del retorno triunfal. La “Ley de Ajuste Cubano” y los cheques de ayuda suplementaria para cubanos que jamás han contribuido a la Seguridad Social han erosionado durante muchos años la visión objetiva sobre los asuntos nacionales del que emigra.
La fruta madura y deliciosa, lista para ser comida por los extraños ya está en el imaginario político de poderosos intereses. Se escuchan los escalofriantes sonidos de cuchillo y tenedor en los salones donde la prensa no puede entrar. Quizás se planea en secreto donde dar ya la primera mordida como en aquellos tristes días donde el cubano cansado de guerras y hambriento dejó de luchar. Los momentos más traumáticos y difíciles para Cuba puede que hayan ablandado algún rincón del alma nacional, pero una sola mordida injusta y veremos de nuevo una Revolución muy parecida a la del 59. ¿Estamos mentalmente listos para algo así?
Hace cinco años el USAID estuvo dispuesto a ofrecer tres millones de dólares para el desarrollo de trabajos por cuenta propia y pequeños negocios en Cuba y hoy es muy probable que todavía esa sea la idea que más guste a los que apoyan el embargo, porque ese nuevo sector no estatal, de quedar libre de las sanciones del embargo pudiera ser la semilla de una nueva burguesía que por supuesto estaría inclinada a la derecha política y podría junto a un embargo selectivo contra todo lo estatal crear la condición de cambio de régimen a bajo costo.
Claro que todo el tiempo nos dirán que “el sistema financiero cubano no está preparado para trabajar con cuentapropistas y cooperativas fuera de la agricultura”, y que las reformas no son suficientes. Como una cosa trae la otra, y entre las dos propician una tercera hay que saber decir NO a tiempo, no vaya a ser que volvamos al principio de todos los errores patrios por mala memoria y por cansancio.
NOTA: Aquí comparto con ustedes mi último poster, con lápiz, tinta y acrílico.