Las ideas originales son la expresiva manifestación de un ser pensante de espíritu libre. Existe por lo tanto el plagio, y si el medio lo permite, a veces el débil o indeciso es desposeído de sus ideas. Quizás carecían de poder político, económico, tal vez fallaron en comunicar su creativa iniciativa a la persona equivocada.
Decía Albert Einstein que “La creatividad es saber cómo esconder tus fuentes” y estoy de acuerdo con su sentencia. No pienso en el estudiante pícaro que le robó a su compañero de aula una idea para la tarea, sino que como especie somos el producto de miles que llegaron antes de nosotros.
Por lo tanto, vivimos cosechando en cierto modo del esfuerzo de otras generaciones y por lo tanto sería erróneo engreírnos del mérito ajeno. ¿Realmente pudiéramos como sociedad producir otro Nikola Tesla, Alexander Graham Bell o Miguel de Cervantes? No quisiera sonar reaccionaria pero fuera del mundo de las computadoras o móviles, realmente hemos estado reciclando mucho talento antiguo. Véase por ejemplo la historia de la música en occidente.
Sin contar que si dependiera de nosotros re-inventar la electricidad, la imprenta o la penicilina la mayoría de nosotros se conformaría con vivir en el atraso sin bombillos ni compás. Esto tampoco es criticable, claro.
Caerá sobre los hombros de los jóvenes el futuro, pero no siempre los anteriores quedan satisfechos al entregarle los puestos a esos frescos, inmaduros e inexpertos “chamas”. Como joven, uno tiene que estar receptivo y abierto a esas exigencias pero lo suficientemente preparado para saber cuándo es necesario poner límites y darse a respetar. A la queja de los mayores el joven usualmente se excusa con que “los viejos siempre han dicho las mismas cosas de siempre”(de los jóvenes). Aunque hasta cierto punto es cierto, la otra parte de esa verdad es que realmente sí estamos peor.
Usualmente uno de los más reconocidos defectos de la Generación Y de Estados Unidos (los nacidos después de 1980) es que somos dóciles, y que ese rechazo crónico a todo lo que nos roba tiempo o felicidad nos entrega a las garras del todo-poderoso y entrometido gobierno, y también del mundo corporativo.
A pesar de todas las críticas negativas lanzadas a los jóvenes de hoy, desde su ética de trabajo hasta los hábitos de recreo, generalmente hay una celebración de su supuesto dominio de las tecnologías. Pero recientemente un estudio realizado por el “Educational Testing Service” (ETS) ha revelado a pesar de los mitos de modernidad de la Generación Y, no es una generación experta en tecnología. Investigaron las habilidades laborales de personas desde 16 años hasta 65 y los resultados son vergonzosos.
O sea, los jóvenes tienen habilidades para usar la tecnología construida para ellos, pero no es intrínsecamente brillante por esto. De hecho, hago énfasis en que día a día las compañías buscan cómo simplificar los productos. Proyectan entonces su mercancía como easy, fun & fast ( porque tampoco tenemos ya tiempo libre), y se producen ventas masivas pero sigue descendiendo la inteligencia creativa. Es muy fácil acomodarse.
Resulta ser que los jóvenes en Estados Unidos somos los menos literarios, sólo un poquito más que los Españoles e Italianos. Somos malos en matemática, pésimos en cómo saber aplicar la tecnología para solucionar problemas físicos en el mundo real, y muy por debajo de las anteriores generaciones americanas.
Lo empleadores maduros y con experiencia en el mercado laboral, se han enterado ya de que a los jóvenes de hoy en día no les importa si la empresa triunfará mañana o si en el futuro existe una posibilidad de aumento de salario. Les importa sólo el momento, el caramelo del presente y el fin de semana que se aproxima.
Este tipo de resultado indica que no basta inyectar billones al sistema educacional, si la cultura de masa propone otros valores que no inducen la necesidad de cultivarnos por nosotros mismos. Es como la famosa parábola del cubo lleno de arena con agujeros en el fondo. No siempre habrá un maestro paciente para repasarte o un padre exigiendo buenas notas. Es tu responsabilidad como persona y ciudadano cada dia superarte.
La buena economía de antes malcrió a cierta juventud (me refiero a la clase media) y la propaganda que insinua que gracias a Internet hoy sabemos más que los antiguos, también genera una falsa ilusión de cultura que no es real, pues la decadencia ya es visible. Si la Generación Y de Estados Unidos…no toma conciencia de su deber histórico toda la labor de las anteriores generaciones será en vano y habrá un retroceso significativo en los niveles de civilización.
No hay espacio para complejos de inferioridad o baja auto-estima. Sólo hay un camino y es hacia adelante, lo que para recorrerlo hace falta persistir, enfrentar y hacer lo inesperado.
Cambiando de tema, recientemente salió por fin al aire el sitio web de la agencia de viajes y envíos a Cuba, Marazul. Les cuento que dicho sitio fue hecho por mi hermano Aarón desde cero. Creó un sistema único de Content Management y en total escribió 66,927 líneas originales de códigos. Aclaro que crear códigos no es escribir oraciones básicas en español, sino más bien organizar poesía abstracta que tenga sentido . Fue el creador del sitio pero no está ya a cargo del mantenimiento, y las fotos originales también son suyas.