Lo más que me impresiona de Roberto Simeón es su absoluta confianza en el futuro de Cuba. Créanme, es inspirador y consolador recibir nuevas dosis de patriotismo puro, porque Simeón es un inquebrantable patriota puesto a prueba durante su largo exilio de 55 años.
Anoche hablamos de ese futuro a corto plazo y de como él, como Secretario del Partido Social-Revolucionario Democrático de Cuba, veía con optimismo los avances en la Normalización entre Estados Unidos y Cuba. En 1952 y hasta 1958 él fue Secretario de organización del Partido Aprista de Cuba y desde el 58 al 61 responsable de la Sección Obrera del “Directorio Revolucionario 13 de Marzo”. Domina profundamente la historia del sindicalismo en Cuba y cree mucho en la familia, así que tenemos mucho en común, porque ya saben ustedes que para mi la familia es todo.
Roberto Simeón es una persona que no se quedó anclada en quejas o lamentos de lo que era y pudo haber sido la Revolución del 59. Él se mantiene al tanto de todos los acontecimientos en su Cuba natal y hasta se atreve a hacer predicciones políticas acerca de ese futuro que nos concierne a todos.
Hablamos de Guiteras, que era amigo de su hermano mayor, de “La Joven Cuba” y relató el intento de asesinato a su hermano Charles Simeón por parte de comunistas cubanos irritados por su conducta “trostkista”, además de la importancia del actual puerto del Mariel para la Cuba futura.
Desde la emigración los cubanos que no perdemos el vinculo sentimental con nuestra tierra hablamos de Cuba durante horas sin darnos cuenta del tiempo, y el reloj celoso de nuestra apasionada charla interrumpe con su continuo tic-tock.
Simeón generosamente me regaló un valioso libro suyo sobre Cuba, que se puede encontrar en prestigiosas bibliotecas por el mundo, que fue premiado en España y que tras un fallido primer intento logró enviar (10 ejemplares) a selectas personas en Cuba
Tuve el placer de compartir con un clásico cubano de pura cepa, muy culto pero sencillo, martiano y por lo tanto un soñador, que fuma y bebe café como corresponde. Es encantador mezclar la sana nostalgia con proyectos nacionales, recordar para poder construir algo mejor y proponer sin ignorar el merito ajeno, mientras te meces en un tradicional balance cubano, algo no muy usual por el downtown de Miami.